Desde pequeño, José Juan Barea tuvo un balón de baloncesto en sus manos. Esa fiebre lo llevó a dejar su nombre plasmado para siempre en la historia del deporte al convertirse en el segundo puertorriqueño que gana un campeonato en la NBA.

En cambio, el retiro ha sido la etapa de su vida que más se ha disfrutado y la razón no es solo porque se está estrenando como dirigente de los Mets de Guaynabo en el Baloncesto Superior Nacional (BSN).

Y es que tras mudarse a Puerto Rico, el exjugador tiene más tiempo para compartir con sus tres hijos: Sebastián, de 12 años; Paulina, de 8 y José Juan, de 4. Aunque Sebastián es el único de sus retoños que reside en Estados Unidos, vendrá pronto a la isla para disfrutar del verano junto a su papá y sus dos hermanitos.

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“Desde que nació Sebastián, mi vida cambió completamente y ahora tengo la oportunidad de disfrutarme todas las etapas de ellos... Yo le doy las gracias a Puerto Rico y también al BSN porque poder dirigir aquí y la experiencia que estoy teniendo ha sido una bendición, ya que puedo estar con mi familia a la misma vez sin tener que montarme en aviones”, compartió Barea en una entrevista con Primera Hora en el Coliseo Mario “Quijote” Morales, de Guaynabo.

“Aquí siempre puedo llegar a casa y estar con mis hijos y mi esposa. En la NBA, es otra cosa. Los coaches en la NBA no tienen más vida y tienen que estar viajando por todo Estados Unidos”, agregó.

José Juan Barea junto a sus hijos Sebastián, Paulina y J.J. y su esposa Viviana Ortiz en un partido de Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol 2023.
José Juan Barea junto a sus hijos Sebastián, Paulina y J.J. y su esposa Viviana Ortiz en un partido de Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol 2023. (Instagram / @VivianaOrtizPR )

Retante la vida de un jugador de NBA

El mayagüezano relató que el itinerario de un canastero de la NBA es uno bien demandante que no les permite casi tener tiempo de ocio con de tres a cuatro viajes en una semana.

“Es bien fuerte. Lo hice por 14 años. Llega un momento que llegas al hotel y vas al cuarto que no es, estás buscando la maleta y está en el carro porque no la has sacado aún y te vas al otro día. Eso no para”, contó el entrenador de los Mets.

Por esta razón, el exarmador, de 39 años, confesó que los momentos más difíciles de su vida fueron cuando tenía que despedirse de su hijo mayor para cumplir con sus compromisos en la mejor liga del mundo.

No obstante, Sebastián también atesora al máximo la experiencia de compartir con los Mavericks de Dallas y Timberwolves de Minnesota, pese a que para cuando Barea jugaba con este último era muy pequeño todavía.

“Esos fueron los momentos más difíciles de mi vida hasta el día de hoy, pero también Sebastián tuvo la experiencia de viajar con los equipos, de estar en los aviones, camerinos y guaguas con los equipos de NBA. Por eso yo creo que le encanta tanto el baloncesto”, recordó.

Barea jugó 14 temporadas en la NBA, 11 de ellas fueron con los Mavericks y tres con los Timberwolves.

La fiebre boricua con los playoffs de la NBA fue aún mayor en el 2011, año en el que el boricua José Juan Barea y los Mavericks de Dallas ganaron el título de la NBA tras superar al Heat de Miami en seis juegos en la Serie Final.
José Juan Barea sostiene el trofeo Larry O'Brien después de que los Mavericks de Dallas vencieron al Heat de Miami en las finales de 2011.

Disfruta de las distintas etapas de sus hijos

Pero luego de ponerle punto final a su ilustre carrera como jugador, Barea no tiene que pasar por esos complicados procesos y goza a menudo de la compañía de sus hijos a quienes describió como tres niños muy diferentes que están pasando por etapas muy distintas de sus vidas.

“Ahora mismo estoy en todas”, comentó entre risas.

“Sebastián es un nene increíble y está enfiebrado con el baloncesto. Es un buen hijo y un buen hermano. Paulina es la nena de la casa, pero es muy activa también. Le encanta la gimnasia y es idéntica a la mamá. J.J. es el chiquito, al igual que yo que soy el menor de tres. Ese hace lo que quiera”, manifestó.

De igual forma, Barea detalló lo que para él son las diferencias entre ser papá de dos niños y una niña.

“El cariño de la nena es otra cosa. Ese amor de papá e hija es algo que hay que serlo para saber cómo se siente. Pero también los varones siento que puedo estar ahí porque yo pase todas las etapas que ellos van a pasar. Ellos me miran a mí como todo porque yo he logrado cosas que ellos quieren hacer, especialmente Sebastián, así que tengo que estar ahí para ellos”, indicó.

Con ellos en casa, Barea comentó que se la pasa corriendo bicicletas, jugando al pickleball, yendo a la playa y hasta a las prácticas de Guaynabo con sus hijos.

José Juan Barea muestra al lente de Primera Hora su reloj de Livin Watches.
José Juan Barea muestra al lente de Primera Hora su reloj de Livin Watches. (JOSIAN BRUNO)

Por eso, Barea está colaborando con la compañía Livin Watches, una marca de relojes con sede en Puerto Rico, que busca celebrar cada momento e inculcar la importancia del tiempo de calidad en familia. Actualmente, Livin Watches cuenta con cuatro modelos de relojes: Diplomat, Limitless, SkyDiver y Valiant, creados para satisfacer todos los gustos y estilos.

Y de cara al Día de los Padres, el técnico de los Mets admitió que es un poco complicado de regalar, pero dijo que se conforma con pasar fechas como estas compartiendo con su familia en Rincón.