Miami. Nada de Navidades en soledad.

Tras pasar el final del 2011 en Minnesota entre mudanzas y ajustes a un equipo nuevo, José Juan Barea cuenta los días para poder pasar tiempo de calidad con su familia en las próximas semanas, particularmente ahora que tiene la oportunidad de botarse regalando juguetes a su primogénito, Sebastián José, fruto de su relación con la modelo y actriz Zuleyka Rivera.

“Estamos bregando eso ahora a ver cuál va a ser el plan”, dijo Barea a Primera Hora durante su racha de juegos en la carretera en Orlando y en Miami. “Pero lo ideal es que podamos pasar las Navidades juntos”.

Para efectos de Barea, no habría mucho problema, pues luego de su partido del 23 de diciembre en Nueva York, tiene libres los días 24 y 25 y, entonces, jugaría en Minnesota el día 26 ante los Rockets de Houston.

Posteriormente, tendría libres los días 27 y 28 de diciembre, jugaría otra vez en Minnesota el 29 ante los Suns de Phoenix y no volvería a ver acción hasta el 2 de enero cuando visite al Jazz de Utah.

Así que, básicamente, tendría unos nueve días corridos que podría quedarse en Minnesota y disfrutar de su bebé de nueve meses, el cual nació el mismo día del cumpleaños de Michael Jordan, de 49 años, el 17 de febrero,

“Yo disfruto el tiempo que paso con él y quiero estar ahí para ayudarlo a abrir sus regalos. Sería nuestra primera Navidad juntos”, indicó Barea.

“Aún no tengo ni árbol de Navidad en mi apartamento en Minnesota, así que tan pronto llegue tendré que comprar uno e irme de compras de juguetes de Navidad. Quiero tener todo eso para cuando esté con el nene allá”, agregó.

Al menos, el canastero ya pudo tener un ‘adelantito’ en estos días, pues con su visita a la Florida está más cerca de Rivera, quien filma la novela Rosario en Miami, y pudo ver a su chico.

“Acá en Orlando mis papás y la mamá de ella (de Rivera) me lo trajeron para acá y entonces van para Miami, así que voy a estar un par de días con él”, dijo Barea, quien también ha podido ver a su hijo de forma irregular por los pasados dos meses, periodo durante el cual Rivera lo ha llevado a Minnesota en un par de ocasiones desde que comenzó su pretemporada de NBA a inicios del mes de octubre.

“Los más que me he tardado creo que es un mes o tres semanas, pero lo he visto. Me hace falta y cuando me despido de él es lo más difícil. Los muchachos del equipo me dicen que cuando empiece a hablar, que empiece a decirte ‘papa’ ahí sí que va a ser más difícil. Cuando te diga: “‘No te vayas’... ¡Uf!”, relata Barea con cierta resignación debido a los quehaceres laborales que lo mantienen separado de su hijo y de su pareja.

Al menos en los próximos días podrá tener el oasis de felicidad que tanto anhela.