Georgie Torres recuerda a Bill Russell, el jugador al que su madre le dijo que su hijo jugaría en la NBA
El máximo anotador en la historia del BSN tuvo un encuentro con el recién fenecido canastero siendo apenas un niño.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Georgie Torres recuerda muy bien el primer juego de la NBA al que asistió como niño. Su madre, una rubia de ojos verdes de descendencia irlandesa pero de familia mestizada con raíces en los estados del sur de los Estados Unidos lo llevó al viejo Madison Square Garden para ver a su equipo favorito, los Celtics de Boston que eran capitaneados por el centro afroamericano y luchador de los derechos civiles de su raza, Bill Russell.
Torres aún era muy niño. Tenía apenas ocho años y aún no jugaba baloncesto. Incluso se durmió durante el partido, lo que llevó a su madre, quien aún vive y está próxima a cumplir sus 90 años el próximo 17 de enero, a decirlo que no lo volvería a llevar a un juego.
Torres no recuerda bien quien ganó el partido. Tampoco pudo ver bien, desde la azotea del coliseo, a los jugadores abajo en la cancha. Al intentar recordar dice que le parecían hormigas jugando a tanta distancia. Ahora bien, tras el juego sí hay una imagen que no olvida.
“Tardamos como media hora en bajar de las sillas hacia la salida del coliseo. Y nos tocó pasar por el área donde salían los jugadores. Y tuvimos la coincidencia que cuando bajamos mi mamá vio a Bill Russell y le llamó por su nombre. Y él se acercó y mi madre le dijo ‘este es mi hijo... algún día el también va a jugar en la NBA’”, recuerda Torres al ser consultado sobre el exjugador que falleció el domingo, a la edad de 88 años.
Otro elemento que recuerda es que miró al jugador y sus 6′10 pies de estatura. Nunca había visto a alguien tan alto. Y lo primero que pensó fue que para poder jugar baloncesto tendría que ser así de alto.
“Y comencé a jugar como a las 11 años. Y obviamente luego aprendí que no todos tenían que ser así de altos. Pero estudié su juego, y el de Walt Frazier, de los Knicks de Nueva York. Son mis dos equipos favoritos”.
Torres nunca más estuvo en contacto con Russell en su vida. El impacto de aquel día y del testimonio que dejó Russell en sus actos fuera del básquet impactaron a Torres para siempre.
“Él puso en riesgo su carrera muchas veces para levantar la voz. Lo hizo igual que como jugaba baloncesto. Siempre desprendido por el bien del equipo. Y siempre escogió enseñarles a otro”, dijo Torres.
Russell es recordado como baloncelista por los 11 campeonatos que ganó con los Celtics, incluyendo ocho de forma seguida y un par como dirigente. Fue un jugador primeramente defensivo, que promedió en su carrera sobre 22 rebotes por juego. Nunca promedió más puntos que rebotes. Era un canastero que hacía el trabajo sucio para que otros compañeros brillaran. Y el premio máximo de su carrera es que ganó campeonatos consistentemente. Más que ningún otro jugador de su época o del presente.
Ahora bien, fuera de la cancha, siempre levantó la voz en contra de las políticas racistas hacia su raza negra. Marchó en pro de los derechos civiles y estuvo cercano a otras figuras que dieron también esas batallas como el Rev. Martin Luther King Jr. y el exboxeador Muhhamad Ali.
“Su impacto vivirá para siempre. Y lo hizo exponiendo su carrera. Y no como ahora que los jugadores pueden tener a un ejército detrás de ellos apoyándolo con mensajes en redes sociales y demás. Él era su propio y único army. No hay otro que haya podido tener un impacto como el que él tuvo en el baloncesto”, recuerda Torres.
Russell hizo todo siendo jugador en Boston, una ciudad donde aún hoy es evidente el racismo. Tras su carrera fue el primer afroamericano en lograr ser dirigente de una de las principales ligas profesionales deportiva de los Estados Unidos.
Y bueno, fue un motor que ayudó a Torres a querer cumplir la meta que su mamá le vendió a Russell aquel día. Uno que cumplió al ser drafteado por el Jazz de Utah en la cuarta ronda del 1981. Sin embargo, una lesión impidió que hiciera su debut y luego optó por seguir jugando en Puerto Rico, donde ganaba más que lo que ganaría en la NBA de aquellos tiempos.