Manatí. Las expectativas eran altas para los Osos de Manatí desde antes de que comenzara la temporada 2024 del Baloncesto Superior Nacional (BSN).

Después de mudarse a Manatí tras la compraventa de los Brujos de Guayama por parte del apoderado y exponente de música urbana Ozuna, los Osos tuvieron un primer año complicado en la plaza del norte al registrar el peor récord en la liga con marca de 11-25.

Pero con la integración de Jhivvan Jackson, Jordan Howard, Ethan Thompson y Tyler Davis a una plantilla que ya contaba con un sólido grupo de jugadores nativos como Chris Ortiz, Isaac Sosa y Alex Morales, se esperaba que estos renovados Osos arrasaran con el torneo.

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“Espero este año lo mejor de este equipo. Queremos llegar campeones”, dijo Ozuna a finales de marzo a Primera Hora.

Cuatro meses después, Manatí está a cuatro victorias del deseo de Ozuna tras derrotar el jueves, 88-83, a los Gigantes de Carolina y completar una sorpresiva barrida para avanzar a su primera serie final del BSN.

Ozuna y Cheick Diallo, refuerzo de los Osos, posan acostados en el tabloncillo del Coliseo Juan Aubín Cruz Abreu "Bincito".
Ozuna y Cheick Diallo, refuerzo de los Osos, posan acostados en el tabloncillo del Coliseo Juan Aubín Cruz Abreu "Bincito". (BSN)

Al sonar la chicharra que anunció el final del partido, los jugadores de los Osos se lanzaron al tabloncillo a celebrar, levantaron al refuerzo Norris Cole como si fuese un mismísimo héroe y Ozuna posó acostado en la cancha. La fiesta se trasladó al camerino de Manatí, en donde el gerente general Flor Meléndez se unió a la celebración bañando de cerveza a los canasteros y hasta a los fanáticos en el pasillo frente al vestuario.

Meléndez, quien como dirigente ganó tres campeonatos del BSN, celebró por todo lo alto y confesó que esta corrida le recuerda a cuando dirigió a los Atléticos de San Germán al título en 1985, año que acabó con una sequía campeonil de más de dos décadas en la “Cuna”.

“Esto es una cosa extraordinaria”, admitió Meléndez a preguntas de Primera Hora en plena celebración en una de las oficinas administrativas del Coliseo Juan Aubín Cruz Abreu “Bincito”.

“Yo desde el año pasado estoy recibiendo ofertas de cambio. Este año, cuando estábamos bien mal, todo el mundo se me acercó. Los apoderados y gerentes me decían que tenía un equipo con muchos jugadores y que eso nos iba a hacer daño. Pero los buenos jugadores nunca hacen daño. Lo que hay que hacer es unirlos y eso pasó”, contó.

“Yo creo que lo de Ozuna con el equipo es una cosa extraordinaria. El año pasado nosotros estábamos 2-12 y nosotros decíamos que esto se podía acabar en cualquier momento. Él un día lo que hizo fue darme una palmada y me dijo: ‘Nos vemos en mi finca’. Era una comida que él le tenía a todo el equipo en su casa. Esas son cosas que uno le tiene que agradecer a los apoderados… Nunca recibimos presión. Al revés, nos pasaba por el lado, nos daba en el hombro y nos decía: ‘Vamos pa’ encima’”, abundó.

Y así fue. La paciencia de Ozuna con los integrantes de los Osos rindió frutos y de qué manera. Eliminaron en los cuartos de final a los Capitanes de Arecibo, líderes de la Sección A con el mejor récord en la liga, y barrieron a los campeones defensores, contra todo pronóstico. Dos hazañas que, sin duda, no estaban en el libreto.

Sin embargo, la actual campaña de Manatí no siempre fue color de rosa. Durante la fase regular, el quinteto norteño fue inconsistente por demás, pero logró hacer clic al final, ganando cinco juegos consecutivos en el cierre para adueñarse de la cuarta posición de la Sección B.

Un camerino sin egos

Ese buen ritmo lo trasladaron a los playoffs, en donde han lucido como la mejor escuadra del torneo. Una que cuyos jugadores, por más talentosos que sean, han aceptado sus roles, así sea en el cuadro inicial o en el banco.

“Fue difícil, pero llegamos… Estamos jugando con un propósito. Ellos juegan por lo que dice en el pecho. Ellos sienten un sentido de pertenencia por la organización. El dueño se desvive por ellos y ellos están detrás de él”, comentó el dirigente de los Osos, Iván Ríos, por su parte.

Iván Ríos, al centro, festeja con sus jugadores en el camerino de los Osos.
Iván Ríos, al centro, festeja con sus jugadores en el camerino de los Osos. (BSN)

Una de las razones por las que los Gigantes nunca encontraron respuestas contra Manatí fue por su profundidad. Con un cuadro inicial con Norris Cole, Isaac Sosa, Alexander Morales, Chris Ortiz y Cheick Diallo, Ríos acude a una segunda unidad que cuenta con Jhivvan Jackson, Jordan Howard, Ethan Thompson y Tyler Davis. Jugadores que podrían ser titulares en otros equipos del BSN.

Sin olvidar el sangrado que la dupla de importados, Cole y Diallo, provocó durante toda la serie. Cole promedió en la semifinal 18.5 puntos y Diallo un doble-doble de 15 unidades con 10.3 rebotes.

“Diallo jugó con Santurce con Iván. Desde antes que empezáramos a buscar refuerzos, Iván decía que ese era el refuerzo. Yo he dirigido muchos americanos en muchos equipos y estos dos tipos son un ejemplo de lo que debe ser un equipo. Cuando ganamos en Arecibo, que fue el palo grande, estaban tranquilos. Fue una celebración bien simple pensando en lo que viene y hoy (ayer) fue lo mismo. La única cerveza que se dieron fue la que les tiré por encima a todos los jugadores”, relató Meléndez.

Ahora los Osos están a la espera del ganador de la otra semifinal entre los Leones de Ponce y los Criollos de Caguas, que está empatada, 2-2, y seguirá hoy, viernes, en el Coliseo Roger Mendoza.

“Las últimas dos series contra Carolina y Arecibo han sido series de carácter y, cuando tú tienes carácter y haz hecho clic como nosotros, pienso que somos un rival difícil en la final. Ya nosotros llegamos, que era la primera meta. Mucho respeto a Caguas y Ponce, pero el que venga. Son equipos diferentes”, expresó Ríos.