Luego de 41 años de servicio como entrenador del Baloncesto Superior Nacional (BSN), Flor Meléndez se encontró hace unos meses en la sala de su casa, con 72 años y sin ningún equipo al que dirigir, pero con unas ganas enormes de seguir en la línea.

Entonces, una llamada de la gerencia del quinteto de Mayagüez cambió todo: para Meléndez y para los propios Indios.

El veterano técnico no solo rescató a la tribu de lo que parecía una temprana eliminación, sino que le presentó una maravillosa oportunidad de demostrarle a todos que todavía le queda perfume, después de más de cuatro décadas como estratega del baloncesto.

 “Yo creía que no iba a volver a trabajar más porque hay una mentalidad ahora de que los entrenadores viejos ya no sirven. Esto me ha dado también para decirle una vez más a la gente que no nos busquen (a los entrenadores veteranos) entre los muertos porque no somos cenizas. Estamos vivos y con ganas de trabajar”, expresó Meléndez al conversar con Primera Hora.

Meléndez inició su carrera como técnico en el BSN en el 1978, luego de 14 años como jugador y diez años dirigiendo categorías menores. Además, desarrolló una extensa carrera como entrenador en el extranjero en países como Brasil, Argentina y Venezuela y es considerado uno de los pioneros en la nueva filosofía del baloncesto argentino que dio paso a la llamada generación dorada y que catapultó a ese país a los primeros planos mundiales en ese deporte.

Su hoja de servicio suma sobre 55 años ligado al baloncesto de alto nivel en la Isla. Y todavía tiene ganas de seguir trabajando.

El laureado técnico recordó con ironía cómo le entregaron la dirección del equipo nacional cuando apenas tenía 30 años y ahora que tiene 72 años y 41 de experiencia “entonces no sirvo porque estoy viejo”.

 “No sé si es que yo entiendo la vida al revés… Y esto pasa en todo, no solamente en el baloncesto. El puertorriqueño no quiere saber de las personas mayores y esto es un país de personas mayores. A mí me está malo que se trate así a la gente de la tercera edad. Además de que tengo una hija que es gerontóloga, que su trabajo es bregar con la mentalidad de nosotros y ella se prende más que nadie cuando nos tratan así”, se lamentó el reconocido hombre del básquet.

 Sin embargo, su desempeño esta temporada con los Indios lo devolvió al mapa local. Meléndez tomó las riendas de la tribu cuando tenían marca de 7-15, sumidos en el fondo de la tabla de posiciones. Bajo su mando, el equipo jugó para 11-3 y logró clasificarlos sextos con marca de 18-18. Su último triunfo, de hecho, fue el 800 de su carrera en el BSN sumando juegos de fase regular y postemporada.

“El esfuerzo aquí es de los jugadores. Hicieron un esfuerzo tremendo en entrenamiento y la disciplina que le estábamos pidiendo y, a la larga, el ganar y poder clasificar, ha sido todo por ellos”, apuntó Meléndez.

 Su desempeño lo hace candidato fuerte al premio de Dirigente del Año, un galardón con el que ha cargado en varias ocasiones a través de su carrera.

 “Los premios que se dan son bienvenidos siempre, pero yo trabajo con otra mentalidad. Mi mentalidad es que el jugador progrese y que la franquicia se convierta en una franquicia sólida. Para eso yo trabajo. Todo lo demás, los campeonatos, los premios, son las ganancias que uno va a tener por el trabajo que uno haga”, apuntó el técnico, quien el año pasado asumió la dirección de los Atléticos de San Germán luego de tomarlos en circunstancias similares a la de los Indios, pero en esa ocasión se quedó corto de lograr la clasificación.

 “Lo más que demuestra es lo mucho que he durado en esta liga, porque aparte de Julio (Toro) y yo, son pocos los entrenadores que han durado tanto tiempo. Algo bueno parece que hemos estado haciendo”, sentenció.