Exentrenador del Equipo Nacional, Rick Pitino, asegura no dirigirá más
El desacreditado piloto norteamericano considera que ha sido víctima de injusticias que lo tienen fuera de las líneas técnicas y lo cuenta todo en un nuevo libro.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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Nueva York. Rick Pitino considera que sus días como dirigente ya está en el pasado. Este, sin embargo, todavía quiere estar involucrado de alguna forma con el baloncesto, el deporte al que le ha dedicado su vida.
“Creo que me tiempo como dirigente ya pasó. De verdad que lo creo”, dijo Pitino en relación a la posibilidad de volver a dirigir en una entrevista ofrecida en las oficinas centrales de The Associated Press. “Estoy joven. Estoy bien física y mentalmente. Pero pienso que allá afuera hay mucho joven reportero que no lo permitirán porque no dejarán morir el tema. En el momento que alguna universidad me contrate comenzarán a preguntar ‘porque la universidad X no atendió esto’”.
Ya casi se cumple un año desde que Pitino fue despedido por la Universidad de Louisville luego que la institución reconociera que su programa de baloncesto masculino estaba siendo investigado por un caso de corrupción. Buscando contar su parte de la historia de todo esto, Pitino acaba de publicar un libro titulado “Pitino: Mi Historia” para relatar su versión de lo que lo llevó a ser sacado del programa que dirigió por 16 años y que los guió a un campeonato nacional en el 2013 que posteriormente quedó vacante debido a otro escándalo sexual que también cayó sobre el equipo.
El escrito de Pitino es en una forma una memoria de sus días como entrenador en Providence, con los Knicks y Celtics en la NBA, así como con las universidades de Kentucky y Louisville. También hace enfoque en tres aspectos de los pasados años: el escándalo sexual de su equipo de Louisville en el 2015; la investigación del FBI en el 2017 sobre la influencia de una compañía de calzado deportivo sobre los programas de baloncesto colegial; y su eventual salida de Louisville.
“Algunas personas creerán lo que digo, otros no”, analizó Pitino sobre su libro. “De eso no tengo problemas. Todo lo que me importa es que en el libro está mi verdad. No le estoy pasando la culpa a nadie porque el precio final de todo lo estoy pagando yo porque no estoy dirigiendo”.
Pitino repitió en la entrevista que él no estaba al tanto del pago potencial de dinero de la marca de calzado deportivo a sus reclutas para que se fueran a jugar en Louisville o que tampoco tuviera conocimiento que un miembro de su equipo de trabajo contratara a mujeres y strippers para realizar fiestas sexuales con sus jugadores.
Él entiende que no le crean.
“Cien por ciento los entiendo. Si soy una persona civil leyendo de estos escándalos yo definitivamente estaría diciendo que esta persona debía saber”, dijo Pitino. “Pero dicho eso, esa no es la verdad. Nadie sabía lo que estaba pasando en los dormitorios excepto las personas que estaba involucrados”.
“Lo increíble de esto es que la seguridad no lo sabía, no que no lo superan los asistentes y que seis jugadores del equipo tampoco lo supieran. Veinte supervisores. Mis sobrinos, que dormían en esos dormitorios. Lo increíble para mí es que eso no se difundiera por las redes sociales. Para mí esa es la más grande evidencia. La gente tenía miedo”.
Pitino sí admitió ser el responsable de la contratación del exjugador Andre McGee, quien estuvo al mando del escándalo sexual por montar las fiestas para los jugadores.
“Esa firma fue mi responsabilidad”.
Pitino, quien cumplirá 66 años este mes, dijo que adelante planifica involucrarse en el baloncesto dando charlas a equipos colegiales alrededor de la nación.
“Estoy claro que todo entrenador en América me va a querer en sus prácticas, pero los directores atléticos o presidentes de las universidades pondrán sus peros”, dijo Pitino. “Eso está bien conmigo. Iré a donde me quieran para poder a ayudar a chicos a mejorar sus destrezas con el baloncesto. Si puedo ayudar a otros entrenadores eso estará bien para mí. Y comprenderé a los administradores que no sepan quién soy y que no me quieran en sus campus”.