Sevilla, España. – Quizás era una de las parejas más felices en la cancha. Sentados en las gradas del Pabellón Municipal del Deporte, don Paco Olmos y Ofelia Hernández vivían un momento especial entre el público. Y lo sería para cualquier pareja. Ellos tenían el privilegio de ver a su hijo entrar al tabloncillo para cumplir uno de sus grandes sueños.

Vieron como Paco Olmos, hijo, entró a la cancha con una polo azul con el nombre de Puerto Rico para dirigir a la Selección en la jornada inaugural de esta Copa Mundial. El técnico debutó ayer en un certamen mundialista y aconteció en su tierra natal y frente a la mirada de sus progenitores, quienes apenas podían ocultar la alegría.

Relacionadas

“Es una gran emoción ver a nuestro hijo cumpliendo un sueño que estaba deseando”, dijo Ofelia con una amplia sonrisa en su rostro. “Y para mí”, dijo don Paco, “la emoción es doble porque llevaba como un año sin ver a mi hijo y luego lo veo como dirigente en este torneo”.

La familia Olmos es natural de Valencia. Paco tiene otros dos hermanos, que no pudieron hacer el viaje a esta ciudad, dijeron ambos. Sus padres sí se trasladaron en pasados días para alentar a su hijo en esta primera ronda y también esperan acompañarlo a Madrid en la segunda.

Paco está en su segundo año al frente del seleccionado, después de debutar en el Premundial de Venezuela. El pasado año llegó a Puerto Rico para trabajar con los Cangrejeros de Santurce en el Baloncesto Superior Nacional (BSN) y luego surgió la oportunidad de dirigir el combinado.

Ambos progenitores aseguraron que siguen de cerca la carrera de su vástago desde Valencia, gracias a la tecnología. Y lo hacen sin importar las seis horas de diferencia que existen entre España y Puerto Rico. Con el Mundial su país natal, don Paco ni Ofelia tienen que madrugar. Es un detalle que celebran. “Es más fácil para nosotros. No hay nada de cambio”, admitió Ofelia. 

“Cuando los juegos eran a las 8:00 de la noche en Puerto Rico, yo los veía a las 2:00 a.m. Ponía el despertador a la 1:00 a.m. para quitarme la pesadez y así ver el partido. Si perdíamos daba un golpe en la mesa y me iba a dormir; si ganábamos daba un salto de alegría”, dijo don Paco exhibiendo una personalidad bien jovial. 

Y antes de verlo convertirse en entrenador a tiempo completo, Paco era impulsado por la familia para convertirse en médico. Abandonó los estudios en su cuarto año para perseguir su sueño de ser dirigente de baloncesto, algo que no cayó bien entre sus progenitores. “Cuando ganó la ULEB (un torneo de clubes en Europa) le dije enhorabuena por haber dejado la medicina y él me dice ‘que satisfacción me da porque nunca pensé que me lo ibas a perdonar’”, relató don Paco. 

Ayer en la cancha, don Paco y Ofelia aseguraron que se sintieron como un boricua más en las gradas. “Ahora en el momento somos uno más de Puerto Rico. Él está defendiendo los colores de Puerto Rico y dice que es un boricua”, dijo Ofelia.

Y don Paco lo dice a viva voz. “Cogimos un taxi y sale el tema del deporte, y le digo que somos padres del entrenador de Puerto Rico. El taxista nos dice ‘ustedes le irán a España’ y le dije ‘no, señor en la vida. Soy de Puerto Rico y ahora siento que debe estar donde está mi hijo. Primero Puerto Rico y luego España’”, contó don Paco. “Y el taxista me cobró la tarifa, no me perdonó”, bromeó para concluir.