Increíble de creer. Ya han pasado 20 años.

Nos referimos a un día como hoy, el 15 de agosto de 2004, cuando el Equipo Nacional de Baloncesto de Puerto Rico le propinó al otrora conocido ‘Dream Team’ de los Estados Unidos su primer revés a nivel olímpico con un elenco conformado por jugadores de la NBA.

Y año tras año se ha reseñado como memoria de aquella gran victoria por final 92-73, el gran juego que tuvo el armador Carlos Arroyo y la sacudida de camisa que le brindó a Dwyane Wade y el seleccionado estadounidense.

Carlos Arroyo celebra la impresionante victoria de Puerto Rico sobre Estados Unidos 92-73 en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas.
Carlos Arroyo celebra la impresionante victoria de Puerto Rico sobre Estados Unidos 92-73 en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas. (MICHAEL CONROY)

Sin embargo, pasado por alto por años, detrás del triunfo existió en aquel momento hubo un punto cumbre en la carrera del mejor jugador en la historia del baloncesto de Puerto Rico, el excentro nacional José ‘Piculín’ Ortiz y los entrenadores del equipo Julio Toro, Flor Meléndez y Manolo Cintrón.

Relacionadas

La euforia del momento tal vez no dejó a muchos pensar en ello, pero recientemente el tema ha sido revelado en el video-podcast ‘El Goatcast’ del referido exjugador y miembro el Salón de la Fama del Baloncesto FIBA.

En su episodio número tres, el que fue publicado hace tres meses, Ortiz compartió impresiones del triunfo con el entonces entrenador asistente del seleccionado, Manolo Cintrón, quien posteriormente también tuvo su carrera como dirigente nacional.

Durante el episodio, Ortiz y Cintrón recordaron primeramente cómo fueron sus años de juventud y cómo llegaron a convertirse en amigos y cómplices en el desarrollo específicamente de Ortiz, quien pasó a convertirse en el mejor jugador de Puerto Rico.

En ese desarrollo, según reveló Ortiz, tuvieron injerencia entrenadores de la talla de Armando Torres y Flor Meléndez, y Cintrón desde el punto de vista del compañero de juego y amigo. Igualmente llegó más adelante a ser parte clave de su vida deportiva el entrenador Julio Toro.

Sobre todo, fueron Torres y Meléndez los que primero dieron el paso a darle a un joven Ortiz la oportunidad de salir a jugar y crecer en la batalla. Cintrón era el que calmaba a Ortiz cuando quería salir a jugar y no era llamado a ello. Además, quien le infundía aliento cuando comenzó a jugar y entonces suplicaba por espacios de descanso en los juegos que no le llegaban.

Mientras, Torres fue el apoderado de equipo que en plena temporada fue capaz de despedir al entrenador norteamericanos Tom Nissalke tarde de una exitosa temporada para poner a los Atléticos de San Germán y el talento joven de Ortiz en un rumbo hacia su estrellato.

Nissalke, de hecho, fue removido porque no entrenaba mucho. Y con la entrada de Meléndez el equipo trabajó duro hasta lograr el primer título de los Atléticos en 35 años en el 1985.

En cuanto a Toro, en referencia a lo especial de ser parte del histórico triunfo en Atenas junto a Ortiz, Meléndez y Cintrón, está el cúmulo de campeonatos ganados con Ortiz en los Cangrejeros de Santurce y en especial el hecho que fue el propio Piculín quien fue a buscarlo en Venezuela, donde trabajaba, para pedirle que aceptara dirigir al seleccionado que se quedó fuera de los Juegos Olímpicos Sydney 2000.

“Ir a Grecia contigo, Flor, Julio... y obviamente los compañeros que sudaron conmigo, fue algo como una culminación de misión cumplida. Devuelvo a ti que fueras a una Olimpiadas conmingo... que Flor fue a unas Olimpiadas conmigo... que Julio fue a unas Olimpiadas conmigo”, destacó Ortiz en el Goatcast, antes de igualmente destacar que logró llevar también a esos Juegos Olímpicos al entonces gerente general del equipo Salvador ‘Salvi’ Vilellas y el fisioterapista Víctor Vargas.

En sus previas Olimpiadas, Seúl 1988, Ortiz estuvo bajo las órdenes de Armandito Torres. Luego en Barcelona 1992 bajo la dirección de Raymond Dalmau y en Atlanta 1996 bajo las instrucciones de Carlos Morales. Es entonces en Atenas 2004 que completa el ciclo personal de jugar allí en compañía de Toro, Meléndez y Cintrón.

Cintrón y Ortiz además recordaron dos aspectos importantes para que existiera ese momento cumbre del 2004.

Primero el siempre recordado partido de clasificación en el verano del 2003 en Puerto Rico, cuando Piculín produjo un casi cuadruple-doble con 21 puntos, 10 rebotes, 10 asistencias y 7 tapones para guiar a Puerto Rico a una victoria 79-99 sobre Canadá para lograr la clasificación.

“Móntense sobre mis hombros”

“¿Recuerdas cuando les dije móntense sobre mis hombros que los voy a llevar a Grecia?”, le pregunta Ortiz a Cintrón en el Goatcast. “Esa era una espinita grande que tenía porque nos habíamos quedado fuera de las Olimpiadas de Sydney”.

Mientras, ya en Atenas, justo ante del debut en los Juegos ante Estados Unidos, sucedió otro detalle inesperado de parte de Ortiz. Reunido el equipo para las instrucciones finales del juego, con muchos apuntes escritos en la pizarra por Cintrón, Piculín se levantó y borró la pizarra, lo que molestó a Meléndez sobre todos los presentes.

“No hay nada que decir”, le dije al grupo. “Vamos a darle gracias a Dios que estamos aquí y vamos para afuera”, agregó recordando que ya en la práctica de la noche antes habían tocado base sobre todos esos detalles.

Y bueno, ya en cancha, los cambios defensivos, la defensa en zona y el trabajo clave de Rolando Hourruitiner frente a Tim Duncan marcaron el camino para que Puerto Rico lograra desconcertar a Estados Unidos, provocar el gran juego de Arroyo y lograr la victoria.

“Fue un gran juego. Todo el mundo hizo su trabajo”, recordó Cintrón.

Piculín Ortiz aparece aquí en una movida defensiva ante Tim Ducan en los Juegos Olímpicos Atenas 2004.
Piculín Ortiz aparece aquí en una movida defensiva ante Tim Ducan en los Juegos Olímpicos Atenas 2004. (PACO CAMPOS)

“Jugamos extremadamente bien y Estados Unidos no jugó su mejor juego. Obviamente no eran los jugadores que conocíamos”, apuntó Ortiz.

Y es una victoria que sigue siendo parte de la memoria colectiva del país.

“Es la victoria más grande, como me decía Fufi Santori, que en paz descanse, del baloncesto de Puerto Rico”, puntualiza Cintrón.

Para Ortiz, por su parte, fue el gran momento de llegar a la cumbre junto a sus principales colaboradores en el básquet. Y eso incluye a Arroyo, con quien ganó cinco campeonatos en el BSN con los Cangrejeros de Santurce.