El Equipo Nacional de Puerto Rico comienza este verano una amplia renovación en su plantilla a nivel general y eso incluye la posición de armador que el veterano Carlos Arroyo ha tenido bajo su mando por gran parte de los pasados 15 años desde su debut en el Premundial de 2001 en Neuquén, Argentina.

Con Arroyo habiendo anunciado su retiro de competencias internacionales luego del Repechaje Olímpico en Serbia, en el que el Equipo Nacional llegó en segundo lugar, sumado a que este verano la selección tampoco contará con la participación del enebeísta José Juan Barea para el AmeriCup en Colombia, queda sobre el tintero la pregunta: ¿Y ahora cómo reemplazamos a Arroyo?

Relacionadas

“No hay cómo reemplazarlo”, indicó tajantemente el dirigente nacional Eddie Casiano. “Igual que no hay como reemplazar a Barea. Son muchos años de experiencia internacional. Son jugadores muy buenos y es algo bien difícil. Es como reemplazar a (José) ‘Piculín’ Ortiz desde que se retiró ¿Alguien ha podido?”.

Los dos principales problemas, según Casiano, es el trabajo deficiente que existe en las categorías menores, sumado a la falta de ambición y ética de trabajo de muchos jugadores en su carácter individual.

“Hay que empezar desde categorías menores. Tanto Arroyo como Barea y ‘Piculín’ vinieron desde categorías menores. ¿Qué estamos haciendo que no sacamos otros así? Practicando dos veces a la semana y jugando 10 veces no es. Sabemos lo que hay que hacer. Hay que ir a la raíz del problema, enseñar de la manera correcta”, dijo Casiano a Primera Hora.

“El otro problema con muchos de nuestros jugadores es que su techo es muy bajito. No aspiran a la grandeza. Se conforman con ser un poco buenos, pero no trabajan para ser excelentes, no quieren dar la milla extra. Llegan a las prácticas en chancletas a ponerse hielo, no quieren trabajar y sí jugar al día siguiente. Carlos Arroyo era de los tipos que practicaba por más de dos horas con Julio Toro, que eran de las prácticas más duras que habían, y luego se iba por ahí a jugar cinco pa’ cinco dos horas más. Ese era el fuego que tenía para llegar a donde quería. Eso no se consigue en la farmacia de la esquina”, aseveró.