De paseo por León Sofía Roma e Isalys Quiñones
Basquetbolistas boricuas aprovechan para turistear por la sede del AmeriCup.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Guanajuato, México – Sofía Roma pedía disculpas anticipadas previo a entrar al Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, iglesia de estilo neogótico localizada en la ciudad de León.
La capilla fue construida a partir de 1921, y se encuentra localizada dentro del territorio de la parroquia del Divino Redentor, en el Decanato de San Sebastián.
Su alta (y detallada) arquitectura impresiona, tal y como asombran los 6′2″ de estatura de Roma a todos los allí presentes.
“Es que me pongo sentimental cuando entro a las iglesias”, añadió la integrante de la Selección Nacional de baloncesto femenino, cuya madre es puertorriqueña y su padre, italiano.
Mientras gran parte del conjunto boricua se quedó aprovechando su merecido descanso en el hotel, reposando y/o cogiendo terapias, tanto Roma como su compañera de equipo, la centro Isalys Quiñones (6′3″), optaron por conocer la acogedora ciudad que alberga el torneo FIBA AmeriCup 2023.
“Esta catedral se ve más sencilla. Me gusta más que la que visitamos hace unos minutos. En la otra destacaba lo gótico”, le dice Quiñones a Roma.
En un recorrido con este medio, la dupla de jugadoras de las denominadas “12 Guerreras”, visitan iglesias y otros monumentos históricos aledaños, tal y como el Arco Triunfal de la Calzada de los Héroes.
“La verdad es que es una gran ciudad. Me siento muy cómoda. Es seguro. Es un poquito similar a Grecia, en lo elevado de las calles. No te miran raro, como en otros países. Aquí me he sentido súper bien caminando por 30 minutos”, destacó Quiñones quien, con una gran actuación defensiva, ayudó a Puerto Rico a un importante triunfo sobre México en su cierre en la fase de grupos durante la noche del martes.
“Es asombroso”, prosiguió. “Fue súper ‘cool’ ver tantos fanáticos en las gradas ante México. Somos amigas de Jacqueline Luna, del equipo mexicano, y nos dijo que esta ciudad no es conocida por el baloncesto. Y que, aun así, las gradas estaban llenas. Es especial el apoyo que reciben”, agregó.
Roma, entonces, procede a contar una anécdota, certificando lo hospitalario de los aficionados mexicanos.
“Estábamos en un café con Luna. Al rato, se nos acercó una mujer, de la nada, a decirnos que estaba interesada en ir al estadio para apoyarnos. Se sintió súper bien que nos dijera eso. Fue un gran sentimiento”, aseguró.
Roma y Quiñones, que probaron conchas mexicanas (una especie de pan dulce con azúcar) prometieron no irse de México sin probar tacos y tortas.
“Es algo que siempre hacemos cuando vamos a otros países. Intentar comer lo típico. Pero obviamente, cuando jugamos, la dieta es estricta. Pero lo intentaremos”, manifestó Quiñones entre risas.
Acto seguido, Quiñones observa el horizonte y puntualiza: “Aquí hay mucha historia. Es bonito. En otros lugares como Estados Unidos, no es así. Ver esta ciudad, es brutal. Puedes apreciar la diferencia”, sentenció.
Son las dos de la tarde y ambas se percatan del reloj.
“¡La práctica!”.
Roma y Quiñones se despiden. Durante la tarde tienen un entrenamiento con Puerto Rico.
No sin antes comprar unos churros en la Churrería Las Duyas.
“¡Cojan uno!”. No podemos comernos todo esto solas”.