México.  Su cuerpo está tatuado de pies a cabeza, literalmente.  Lleva su cabello con dreadlocks, mide 6’8”,  y tiene actitud de guapetón de barrio. Así, de primera intención, Renaldo Balkman mete miedo.

Lo que la gente no sabe es que todo ese fronte es planificado, porque el delantero fuerte del Equipo Nacional  quiere que cuando la gente lo conozca caiga en  cuenta de que no se debe juzgar a nadie por las apariencias.

Ese mismo lema lo ha llevado a seguir marcándose con tinta, pues sabe que existen muchos estereotipos sobre las personas que llevan tatuajes.  Balkman siente que su cuerpo es como un libro, en el que ha escrito la historia de su vida.

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“Los tatuajes hablan de mi vida, de lo que he tenido que pasar… Es mi historia en imágenes y palabras. Es todo lo positivo, nada negativo, para que cada vez que mire mi cuerpo, recuerde algo que hice y lo que tuve que sobrepasar para lograrlo. Sí hay cosas tristes y cosas alegres, porque todo eso es parte de la vida, pero son barreras que has tenido que saltar para alcanzar tus metas. A veces uno se detiene en mitad del camino porque no ves lo que hay al otro lado, pero hay que continuar.  Ya estoy un poco viejo (se ríe), tengo 31 años, pero cuando sea mayor, miraré mis tatuajes y recordaré que yo  nunca me detuve”, expresó.

“Los tatuajes hablan de mi vida, de lo que he tenido que pasar… Es mi historia en imágenes y palabras. Es todo lo positivo, nada negativo”

Renaldo Miguel Balkman, nacido en Nueva York, se marcó el cuerpo por primera vez cuando tenía 15 años con el consentimiento de sus padres. Fue con un bonche de amigos y todos se tatuaron las mismas palabras: “La familia es para toda la vida”, en letras chinas. “Fue algo cool”, dice él. Y como ocurre en muchas ocasiones, después de la primera experiencia, quería más y más, hasta el punto que hoy día casi no le quedan espacios libres sin marcas.

El deportista ha confiado la mayoría de sus tatuajes al artista David Zwick, que tiene su taller en Las Vegas, Nevada. Dice que tiene que haber una relación de confianza entre tatuador y tatuado para que el resultado sea óptimo. “Imagínate, es alguien que toca tu cuerpo, en mi caso, todo el cuerpo”, revela entre risas al confesar que lleva tatuajes hasta en sus partes más íntimas.

También admite que, en algunas ocasiones, se ha dejado llevar por el impulso y se ha ha puesto en manos de otros artistas. “David no se pone celoso porque siempre lo llamo y se lo digo”, bromea. “Claro, siempre me dice que él lo pudo haber hecho mejor y si es necesario me lo arregla”.

Lo que pasa es que cada vez que se hace un tatuaje nuevo, Balkman comienza a pensar en cuál será el próximo. De hecho, ya planifica que se hará uno que tendrá  como tema su paso por el Baloncesto Superior Nacional, desde sus inicios en Guayama hasta su entrada al Equipo Nacional. Sin embargo,  no sabe dónde podrá hacérselo porque tiene tatuajes hasta en los párpados y las orejas.

Puerto Rico tiene su espacio

 No obstante, esa  no será su primera marca permanente relacionada con Puerto Rico, pues en su pierna izquierda luce un mapa de la Isla con la monoestrellada y las palabras “Boricua de corazón”.

“Va a tratar sobre mi camino en Puerto Rico… Dios me dé la bendición de mantenerme fuerte y saludable, pero eventualmente esta carrera va a concluir para mí y yo quiero recordar ese recorrido. Soy de las personas que prefiero mostrar mis tatuajes para contar mi historia antes que hablarla. Así que no me molesta que me miren ni que me pregunten. Si lees mis tatuajes vas a ver que no soy una mala persona, que soy una persona muy positiva y que tengo un gran corazón”.

De hecho, más de una decena de los tatuajes del atleta están relacionados con la figura de Jesús “porque me recuerda que Él es quien me despierta en las mañanas y me duerme en las noches”. También tiene en su hombro izquierdo la imagen de un payaso con cara de malo y dreadlocks. “Es mi álter ego”, explica. “Ocasionalmente hasta le hablo”, se ríe. “Y él me dice que el malo es él,  y que yo tengo que hacer las cosas bien. Me da buenos consejos, para que yo sea bueno”.

Pero su favorito es el que lleva en el pecho y que dice: Querido por algunos, odiado por muchos, respetado por todos. “Eso representa que a través de la vida no vas a poder complacer a todo el mundo.  Así también es en el baloncesto, porque cuando haces las cosas bien, te quieren, pero si cometes un error te van a odiar para siempre. Pero incluso esas personas que te odian porque perdiste un campeonato, en determinado momento te respetan. Por ejemplo, en Puerto Rico, aunque tengo muchos fans y yo los adoro, cuando jugamos contra Ponce, la gente me gritaba cosas, me maldecían… Pero ahora que tengo la camiseta de Puerto Rico, todos me quieren otra vez (risas)”.

Aunque Balkman prefiere no pensar en el momento del retiro, lo que tiene bien pensado es que quiere ser un motivador.

“Quiero ayudar a otros, dar un poco de lo que he recibido, y hacerles saber a los niños, especialmente, que quizás no eres el mejor en todo pero tienes que aprender a sacarles provecho a tus destrezas, trabajar duro y creer en ti mismo para triunfar. Si yo lo logré, tú también puedes.”