La decisión ya está tomada.

El base Christian Dalmau enganchará las zapatillas cuando finalice esta temporada del 2017 con los Vaqueros de Bayamón.

Y cuando caiga el telón en su carrera será reconocido probablemente como uno de los mejores jugadores de baloncesto de su generación en la historia en Puerto Rico.

Considere que fue un dos veces Jugador Más Valioso en el BSN (2004 y 2011), fue MVP en Polonia (2006) y fue MVP de las Finales en el BSN (2009) y en Polonia (2006) cuando ganó campeonatos en ambos lugares.

De hecho, es solo uno de cinco jugadores junto a Carlos Arroyo, Danny Santiago, Andrés Rodríguez y Walter Hodge en ganar, al menos, un campeonato en el BSN y en una liga de Europa.

También es el único jugador en el BSN que ha acumulad más de 10,000 puntos, más de 2,500 asistencias y más de 1,000 triples anotados en su carrera. Además, es parte del único trío de hermanos en el BSN junto a Richie y Ricardo con más de 6,000 puntos cada uno y es parte de la única pareja de padre e hijo junto a su progenitor Raymond Dalmau en sobrepasar la marca de 10,000 puntos.

Y en el futuro, Christian espera emular a su progenitor en desarrollar una carrera como técnico. Raymond lo hizo en el BSN y en la Selección Nacional. Con todo esto en mente, repasamos con Dalmau su memorable carrera, su futuro y su legado.

¿No hay titubeos sobre tu retiro?

Desde que anuncié que me retiraba hay gente que me ha dicho que no me retire, que me queda, al menos, un año más. Y la verdad es que me siento bien físicamente. Pero es el momento de hacerlo. Me quiero retirar en buena lid. Quiero retirarme viéndose que puedo aportar y jugando un buen nivel. No arrastrando los pies.

¿Ya tienes un plan post-retiro?

Estaré trabajando como dirigente. No descarto en un futuro trabajar en el BSN, pero me gusta mucho trabajar con jóvenes, enseñarles el camino. Todo lo que tiene que ver con baloncesto me apasiona. Ya he ‘coacheado’ equipos de categorías menores y cogí el primer curso de la Federación de Baloncesto hace dos años. Y estoy en comunicación con varias escuelas y clubes, incluyendo algunos en Estados Unidos. Una vez se acabe la etapa de jugador vendrá esa parte, porque ahora estoy enfocado en el BSN.

Jugaste varios años en Europa, ¿cuál fue tu mejor experiencia?

Creo que le saqué algo a casi todas. Mi primera experiencia en Europa fue en Israel en el 2004 (con Galil Elyon) y fui dirigido por Oded Katash, un gran armador con potencial NBA cuya carrera fue acortada por una lesión de rodilla. Me ayudó mucho a desarrollar mi juego, a utilizar el pick-and-roll, me enseñó a leer el juego, a jugar como un verdadero armador. Luego jugué en Polonia, donde gané dos campeonatos en el 2006 y 2007 y jugué en Euroliga, llegando al ‘Sweet 16’. Creo que esa fue mi mejor experiencia por el aspecto de ganar. Jugué en un equipo ganador y eso elevó mi juego a otro nivel.

Después estuve en Besiktas en Turquía, donde llegué al ‘Final Eight de la ULEB Cup jugando junto con Rick Apodada. Donde único no me fue bien fue la de Rusia por problemas económico. Firmé dos años y solo jugué cuatro meses. 

¿Cuál fue tu mejor torneo con el Equipo Nacional?

El torneo más satisfactorio fue el del Mundial 2002. Allí le ganamos al campeón Yugoslavia, al próximo campeón (en 2006) España, a Turquía y a Brasil. Perdimos con Nueva Zelanda para entrar a los últimos cuatro. Pero como torneo, creo que fue el mejor. Las Olimpiadas 2004 también son memorables. Es el máximo escenario y llegamos en sexto lugar.

Si le dieras al tiempo hacia atrás, ¿qué cambiarías?

Si pudiera darle al tiempo hacia atrás, hubiera buscado la manera de jugar en la NCAA. En ese momento jugaba aquí en BSN y en Liga Puertorriqueña y estudiaba aquí. No me di esa oportunidad de NCAA. Tenía ofertas de División I, pero me tenía que quedar los veranos allá para cualificar académicamente. Georgetown me hizo acercamiento el año que estaba (Allen) Iverson (1996) y también tenía a UNLV.

¿Tuviste oportunidad de llegar a la NBA?

Tuve una invitación a Liga de Verano de la NBA en el 2001 con los Mavericks de Dallas. Pero era mi primer año con la Selección Nacional y ese era mi sueño. Por eso decliné ese acercamiento. Además, Dallas tenía ese año a Steve Nash, Avery Johnson y a Tim Hardaway, así que no iba a tener chance ahí. Luego tuve oferta de campamento de veteranos de Seattle en el 2006, pero tenía contrato garantizado en Polonia y venía de ganar campeonato. Si hubiera querido, me firmaban. Pero para ese tiempo no tenía 25 años. Tenía 30 y con tres hijos.

¿Cuál es tu temporada más memorable en el BSN? 

Sin duda, la del 2009. Había sido MVP en 2004, pero en el 2009 gané mi primer campeonato aquí. No es el mismo ‘feeling’ a cuando tu ganas. Cuando ganas, hicistes el trabajo. El MVP es un buen reconocimiento, pero con un título sientes que completaste tu trabajo, te validas como jugador. No importa cuán bueno seas individualmente, sin el campeonato no te sientes completo. Puedes haber hecho grandes números en tu carrera, pero coges más valor cuando ganas. 

Este año con Bayamón es tu último. ¿Qué les espera en lo que queda de torneo?

Al inicio de torneo entraba a estabilizar el juego, a jugar como facilitador viniendo del banco. Ahora tengo más responsabilidad. Estoy empezando con el cuadro en los últimos cinco juegos para establecer el ritmo de juego. La prioridad nuestra es la clasificación. Estamos en esas. Es un equipo joven con mucha inconsistencia pero vamos a echar el resto.

¿Cómo deseas ser recordado?

Por el profesionalismo que le di al deporte, por mi disciplina como jugador y que fui un jugador de respeto. Cuando empecé en esto nunca lo hice pensando en números. Sobrepasar los 10,000 puntos y ser parte junto a mi padre Raymond como la única pareja de padre e hijo en lograrla es algo tremendo. También termino entre los líderes en asistencias, cortes de balones y triples. Pero hubiera preferido haber ganado más campeonatos. Quizás si no hubiese jugado varios años en Europa, eso hubiera sido una mayor posibilidad.

¿Serás el último de los Dalmau en el BSN?

Es una posibilidad. Mi hijo y mis sobrinos son de otra generación. No son como Richie, Ricardo y yo, que jugábamos 24/7, que éramos unos apasionados de esto. El hijo de 15 años de Ricardo juega baloncesto pero no se dedica de lleno a eso. Mi hijo de 11 años va a ser alto. Ya mide 5’6”, es un atleta disciplinado y va ser como de 6’6” pero le gusta más el béisbol que el baloncesto. Somos de los papás que los apoyamos en lo que ellos hagan. No quiero que haga baloncesto porque nosotros lo hicimos. Lo que podemos enseñarles es disciplina y determinación. Quizás la mayor esperanza a largo plazo es el hijo de dos años de mi hermana, cuyo padre jugó baloncesto. Va a ser alto y el papá está encima de él. Ese ya está dribleando.