“Pequeño es el mundo”, dijo el excanastero del Baloncesto Superior Nacional y de ascendencia boricua Brian Santiago.

Y ciertamente lo es.

Santiago reapareció la semana pasada ante el ojo público boricua cuando como subdirector atlético de la Universidad Brigham Young (BYU) de Utah celebró el triunfo de su atleta, el carolinense Gabriel García, como Jugador del Año del voleibol de la NCAA.

Santiago contó cómo comenzó su relación con Puerto Rico, con el Baloncesto Superior Nacional y los Capitanes de Arecibo en un relato que hace recordar cuán pequeño luce mundo pese a sus dimensiones.

“Los Capitanes e Hiram Ruiz (su apoderado en la década del 1990) estaban buscando jugadores de ascendencia boricua en Estados Unidos”, recordó Santiago.

“Y vieron el nombre de Kevin Santiago en el equipo de BYU”, continuó. “Kevin es mi hermano y estaba jugando con la Universidad”.

Kevin es el mayor de los tres hermanos Santiago. El segundo lo es Mark.

“Y Kevin les dijo que él no podía ir a jugar a Puerto Rico, pero que tenía un hermano que sí podía jugar y que estaba presente en Puerto Rico. Pequeño es el mundo”, dijo.

Los Capitanes procuraron a Mark, quien estaba destacado en Puerto Rico como misionero de la Iglesia de Dios de Los Santos de los Últimos Días (los Mormones).

Mark debutó con los Capitanes en el 1991 y durante ese tiempo también puso al equipo en contacto con Brian, quien estaba destacado en República Dominicana como misionero de su iglesia.

“Mark le dijo a los Capitanes que tenía otro hermano, que era el mejor de los tres y que podía jugar”, recordó.

Así, Brian debutó con los Capitanes en el 1992, en su primera de tres temporadas con los Capitanes, con quienes promedió 9.0 puntos, 2.7 asistencias y 2.0 rebotes de por vida.

“Tengo muchas memorias de Arecibo. De hecho, mi hijo está ahora en un equipo y le llamamos los Capitanes. Mi dirigente Butch Lee, mis compañeros Juan Griles, Juan Trinidad, Rafael Hernández, Orlando Febres (QEPD), Giovanni Colón, Ferdinand Morales, Fitzroy Brow. Fueron tremendos años”, recuerda de un equipo que llegó a jugar en una serie final ante los Leones de Ponce, la cual perdieron.

Brian estudió y jugó baloncesto NCAA en Fresno State en California y se pasó a BYU para hacer una maestría en Administración. Ha permanecido allí durante los últimos 21 años en una vida familiar, religiosa y deportiva, orgullosa de su ascedencia boricua.

“Me apasiona BYU y soy miembro de la Iglesia de Dios de los Santos de los Últimos Días. En la universidad la fe es central y tenemos de los mejores programas deportivos. Siempre he soñado con ser director atlético y espero estar haciendo esto durante muchos años más”, dijo.

Brian, de 49 años, tiene cuatro hijos y un matrimonio de 27 años. Mark, de 52 años, es controlador en la compañía Lendeo. Y Kevin, de 55 años, es dueño de una línea de restaurantes. Los tres residen en Utah.