Batalla de hinchadas en la Copa del Mundo
Las aficiones de Argentina y Filipinas le ponen sabor al evento deportivo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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Sevilla, España. Sendas fueron las batallas que libraron argentinos y filipinos ayer en el Pabellón Municipal de los Deportes de esta ciudad.
Mientras en el tabloncillo de juego las selecciones de estos países dirimían su enfrentamiento de primera ronda, en las gradas las dos fanaticadas más grandes y coloridas que se han dado cita a esta ciudad lucharon de manera no oficial por el título de la mejor hinchada de las gradas en esta fase.
La lucha comenzó a favor de Argentina durante la entonación de los himnos nacionales de cada país. Los filipinos ondearon sus banderas y cantaron su himno. No obstante, es inimitable el sabor con el cual los argentinos disfrutan escuchar la música de su himno.
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Desde el primer tono de su himno, los sudamericanos comienzan a tararear la letra del himno originalmente llamado “Marcha patriótica” y luego rebautizada como “Canción patriótica nacional”.
A medio camino, entonces, comienzan a bailar el himno abrazados y saltando de lado a lado.
“Todavía no sé por qué se hace así. No era así hasta hace tres o cuatro años y todo comenzó en el fútbol”, dijo el periodista argentino Alberto Mirabile, de la revista Rebote.
Según versiones en Internet, la razón por la cual posiblemente las nuevas generaciones tararean el himno es porque son los argentinos de la post dictadura y no sienten ya el mismo respeto por lo patriótico de un himno que debe cantar “¡Oíd, mortales, el grito sagrado, libertad, libertad, libertad! Oíd el ruido de rotas cadenas…”.
Eso aparte, los filipinos en las gradas –muchos residentes en este país y otros que viajaron de otras partes del mundo– empataron rápidamente el juego de las tribunas al arrancar el juego. Sus muchachos abrieron el partido con un corrido 9-2. Sus banderas fueron ondeadas por cada esquina del coliseo y los asiáticos celebraron cada canasto como si Manny Pacquiao hubiera noqueado a Floyd Mayweather en un estadio en Manila.
De hecho, así lo han hecho los filipinos en todos los juegos. Ganando o perdiendo. En cestas fáciles o difíciles. Y esa actitud no baja nunca, dándoles posiblemente el título de la mejor fanaticada.
“Les cantamos ‘Gilas Plipinas’, que significa ‘fuerte Filipinas’”, expresó en inglés el filipino residente de Irlanda, Ishrael Madelaso, quien aseguró que el baloncesto es el deporte número uno de su país y más popular que el propio Pacquiao.