Lille, Francia. Un fanático español, de Barcelona, presente en el partido entre Sudán del Sur y Puerto Rico del torneo de baloncesto olímpico se gozaba junto a su compañera los coros, la energía y las ganas del corillo de boricuas también presente en el partido del amplio Estadio Pierre Mauroy de esta ciudad.

Reía y decía:

“Lo que veo es ilusión, y ganas de gritar más fuerte que el resto de los 30,000 fanáticos”, dijo el español señalando a los boricuas.

Ciertamente.

La Sección 8, Filas 10-20 del segundo nivel del coliseo donde se celebra el torneo de baloncesto de los Juegos Olímpicos en esta ciudad fue territorio boricua durante el juego. Habían otros sectores con boricuas, pero esa Sección llamó la atención con su energía.

El primer partido del Equipo Nacional de Baloncesto masculino de Puerto Rico en unas Olimpiadas movilizó a muchos boricuas.

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Había allí un boricua residente en Holanda, que vino aquí arrastrado por la energía de su primo, quien llegó aquí desde Puerto Rico para seguir a los dos Equipos Nacionales de baloncesto, así como el fútbol internacional y a la tenismesista boricua Adriana Díaz.

La Selección Nacional masculina de baloncesto antes del juego de Sudán del Sur.
La Selección Nacional masculina de baloncesto antes del juego de Sudán del Sur. (Xavier J. Araújo Berríos)

Se trata de Juan Carlos Carrasquillo, natural de Río Grande y ahora residente en Holanda.

“Es la primera vez que vengo a un evento como éste. Mi primo me invitó y vinimos. Vamos a ver fútbol y a la atleta de tenis de mesa”, dijo Carrasquillo en compañía de ocho boricuas, seis de esos de la isla.

Los boricuas llegaron la arena con los colores patrios, con camisetas de Clemente, del Equipo Nacional, del Comité Olímpico de Puerto Rico, del Clásico Mundial de Béisbol, con lo necesario para identificarse con lo nacional.

Llevaron música también. Hubo boricuas con instrumentos de percusión e iniciaron con ésos la música y los coros y canciones típicas. Le pusieron ritmo a juego, aunque la fanaticada francesa ya estaba bastante metida en el juego.

La bandera boricua brilló por todas las partes del coliseo que albergó el partido.
La bandera boricua brilló por todas las partes del coliseo que albergó el partido. (Xavier Araújo)

Lille, la ciudad en donde se juega el torneo de baloncesto, está a tres horas en carro de París, en donde está concentrada la acción de los Juegos. Y muchos boricuas en la Sección 8 vinieron hasta aquí para concentrarse en los equipos de baloncesto de Puerto Rico.

“Venimos a ver el baloncesto. Hace 20 años que esto no se daba”, dijo Anthony Pérez, de Bayamón.