Diariamente por espacio de dos horas, Carlos Rivera pasa el tiempo en una cámara hiperbárica, en vez de estar sobre el tabloncillo corriendo la ofensiva de los Leones de Ponce en el BSN.

El base de los Leones, prácticamente lleva un vía crucis en los últimos casi dos meses debido a una necrosis en el área de los glúteos. Esta condición de salud no le permitió jugar en la serie final de la Liga de México con Fuerza Regia ni tampoco comenzar su participación con Ponce en esta temporada.

Y desconoce si se integrará al conjunto en algún momento de la fase regular que concluye el 28 de junio.

“Estoy cumpliendo con un tratamiento en la cámara hiperbárica para cerrar una herida en el área de los glúteos. Son 30 sesiones y llevo solo dos. El estimado son seis semanas, pero con la cámara queremos acelerar un poco el paso”, dijo ayer Rivera a Primera Hora.

El vía crucis comenzó a principios de marzo al lastimarse un tobillo. Los médicos de Fuerza Regia le inyectaron un antiflamatorio y, al parecer, el proceso no fue el correcto, explicó Rivera.

“Eso causó la quemadura de vasos sanguíneos, creando una necrosis. Originalmente, ellos me hospitalizaron dos días en México, pero la condición no mejoró. El dolor era mucho y opté por venir a Puerto Rico y operarme. Hace tres semanas me removieron todo el tejido dañado y ahora tengo que esperar que sane la herida. Ha sido un proceso muy doloroso”, dijo Rivera, de 34 años.

Por segunda año corrido, Rivera inicia la temporada del BSN fuera del tabloncillo. En el 2016  fue debido a una lesión.

“Es frustrante no poder jugar por esta situación. Tenía un buen ritmo en México y ahora mismo no sé cuándo podré jugar”.