L’Olivo: marullo de la cocina mediterránea en el Caribe
Sabores, texturas y aromas se combinan para brindar una vivencia culinaria memorable en el corazón de Hato Rey
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Que no te intimide la inmensa puerta de madera que tendrás que atravesar para entrar al restaurante L’Olivo. En su lugar, permite que el seductor aroma a especias guíe tu camino hacia una experiencia culinaria en la que se funden las culturas que comienzan en el estrecho de Gibraltar y se extienden hasta las playas de Líbano.
La recepción, decorada con tonos terracota, es un espacio íntimo, que da paso al salón principal. Con una atmósfera de mercado europeo —con sus vitrinas e ingredientes a la vista— mezclado con la familiaridad de una sala para compartir con amigos, es ahí donde se origina la gastronomía mediterránea con el toque caribeño.
“No quisimos circunscribirnos a una sola cocina. En vez de crear un concepto italiano, español o griego, decidimos abarcar un poco de cada país de la región del Mediterráneo”, comenta Jay Cintrón, propietario del comedor, que lleva poco más de tres años en la avenida Roosevelt en Hato Rey.
La visita a este oasis mediterráneo se disfruta aún más los jueves y sábados de 6:00 p.m. a 10:00 p.m., cuando recibes una botella de cortesía de vino o de Veuve Clicquot al pagar con Visa Infinite, o una botella de vino al pagar con Visa Signature (más detalles para tarjetahabientes de Visa Infinite aquí y de Visa Signature aquí).
Fresco, sabroso y curiosamente familiar
Al llegar, el menú de cócteles ofrece más de una decena de opciones, pero una de las más solicitadas —sobre todo, porque combina muy bien con la mayoría de aperitivos— es el Mr. Pink. Su mezcla de ginebra con St. Germain, aceite de trufas, jugo de lima, sirope de fresa y romero con un toque de vino espumoso es un conveniente preámbulo a la experiencia.
Si algo distingue la región del Mediterráneo es el uso de ingredientes naturales como vegetales, hortalizas y especias en la mayoría de sus platos. Para saborear un poco de ello, prueba el carpaccio de remolacha. El gusto dulzón contrasta con la intensidad de los quesos de cabra y feta, que son perfectamente marinados por la mezcla de agave con lavanda.
Si prefieres un gusto un poco más fuerte, la ensalada de berenjena a la parmesana sería la elección ideal. Lascas de berenjena perfectamente empanadas, cubiertas por quesos parmesano y de cabra, llegan acompañadas por una ligera salsa pesto hecha en casa.
André Visconti es el gerente de operaciones de L’Olivo. Observa atento mientras probamos los aperitivos en busca de aprobación. Y es que el servicio es uno de los pilares de este local, explica Cintrón.
“Cuando creamos el concepto, queríamos que fuese un lugar al que la gente venga más de una vez; que podamos servir a varias generaciones. Que vengas un día con tus suegros a celebrar el cumpleaños de tu hija y tiempo después, quieras venir a cenar por su quinceañero”, afirma su propietario.
Legado de buena mesa
Pocas personas saben que el equipo de L’Olivo trabajó durante más de 15 años en la cocina de lo que fue Di Parma Trattoria en Condado. De ahí que uno de los imprescindibles del menú sean las pizzetas, o que varios de los platos resalten la herencia de la cocina italiana.
El primero son las setas salvajes. Idealmente, es un aperitivo para compartir, explica André. Son setas gratinadas con queso brie, asadas en crema de parmesano y cubiertas con masa de pizzeta y tomillo. Resulta divertido romper la corteza de harina para rescatar las cremosas setas, que puedes colocar sobre pan o degustarlas solas.
De este menú, sobresale la pizzeta vegetariana, por mantener la esencia mediterránea. La masa es crocante y ligera. Permite disfrutar la frescura de los pimientos, cebolla confitada, espinaca y tomate, con el inconfundible toque del queso de cabra. “De alguna manera, es nuestro homenaje a Di Parma”, reconoce Cintrón con una sonrisa.
Donde reina la calidad
Los platos continúan desfilando hacia varias mesas. En el ambiente, se entremezclan aromas a carne, pescado, especias... con carcajadas de personas en la barra o las anécdotas de un grupo de amigos que se reúne al menos una vez en semana en L’Olivo. Al fondo del salón principal, la pesca del día engalana el mostrador, donde también se ven variedad de quesos y al menos cinco postres.
De pronto, André se acerca con un imponente trozo de filete miñón. Son ocho onzas de carne de primera, cocida al punto y con el borde ligeramente ahumado. Viene en un demi glace de mantequilla con hierbas sobre una cama de papas risoladas y vegetales. Cintrón confiesa que es uno de sus platos favoritos.
La mística del curso final
Toca el turno de cerrar esta vivencia y desde que entraste, de seguro has notado los postres que adornan la vitrina en el salón principal.
El equipo los prepara a diario. Cualquiera que sea la elección, no se puede visitar L’Olivo sin probar uno de sus helados y sorbetes artesanales. Entre las opciones de sabor, destaca el de jengibre, cúrcuma y lingonberry. Saborearlo es como un pasaje directo a las costas del mediterráneo. Combina muy bien con el key lime pie, de corteza crujiente semi salada, cubierta de agridulce crema de limón y coronada por merengue ahumado.
LO QUE NO TE DEBES PERDER:
Mejillones en salsa napolitana
Deja atrás todo lo que conozcas acerca de la salsa a base de tomate. Los mejillones en salsa napolitana son una oda al mar, a la gastronomía como elemento unificador de las naciones que comprenden el Mediterráneo. La sazón es sutil; es el plato idóneo para quienes buscan algo ligero antes del plato principal.
Fricasé de cordero
Este es la joya de la corona en el menú de L’Olivo. Para lograr que la carne tenga una textura tierna, su preparación tarda más o menos tres días, en los que se eligen los cortes de mayor calidad, se marinan, adoban y cocinan lentamente en una salsa levemente dulce, finas hierbas y vegetales frescos, que logra balancear el intenso sabor del cordero. Acompañado de un plato de arroz blanco, se sirve en una porción lo suficientemente generosa como para compartirla entre dos personas.
Don Mendoza
Si elige un postre muy dulce, conozca a la pareja indicada para acompañarlo. Se trata de Don Mendoza, un cóctel de postre que combina lo cítrico con toques intensos y sofisticados. Contiene sirope de cardamomo, limón, amargo de naranja y brandy de jerez.
INSIDER TIPS
- Aparte de un menú que incluye una decena de aperitivos, varias pizzetas y platos principales, en L’Olivo se elaboran entre seis y siete platos principales diarios. La invitación es a aventurarse; dejarse sorprender por los sabores del viejo mundo.
- Se recomienda reservar para grupos de más de 10 personas.
- Ofrecen valet parking gratis.
Ubicación
236 Avenida Roosevelt, San Juan
Horario
Lunes: 11:00 a.m. - 8:00 p.m.
Martes a sábado: 11:00 a.m. - 10:00 p.m.
Domingo: 11:00 a.m. - 4:00 p.m.
Teléfono
787-764-1111
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media para Visa Affluent.