Pocas cosas animan tanto como ir al salón de belleza a darle un reset a tu look. Casi siempre el plan consiste en levantarte el sábado, llegar al salón, sentarte en la silla de tu estilista favorito y dar instrucciones de cómo quieres que te cambie el cabello.

Decimos casi siempre porque hay algunas que confían su cabello, el marco de su cara, a sus estilistas. Y cuando eso pasa no hay nada más divertido que ver la reacción de las valientes que dijeron que sí a un makeover a ciegas.