Podemos mascar chicle y caminar a la vez. También, podemos atender una llamada telefónica mientras cocinamos, ocuparnos del gato y hacer distintas asignaciones para el trabajo. A esto le añadimos, al unísono, consolar a nuestra mejor amiga por Internet, darle “like” a un status particularmente gracioso en Facebook y verificar si hay café para la mañana.

De nuestros amigos varones no podemos asegurar lo mismo. Y los expertos coinciden.

Estudios realizados en China y Reino Unido indican que la capacidad de las mujeres para llevar a cabo más de una tarea a la vez supera la de los hombres.

Estas investigaciones están inspiradas en el debate ancestral sobre los roles de ambos géneros. En los tiempos de las tribus nómadas, los hombres eran los encargados de cazar y proveer alimento, mientras que las mujeres eran responsables del cuido de los niños y el hogar.

Pensar este escenario en el siglo XXI es una locura. Con los cambios sociales y económicos, además del adelanto de los derechos civiles y de la mujer, compartimos responsabilidades iguales. Ahora todo el mundo tiene que cazar y cuidar.

A medida que asumimos mayores responsabilidades en y fuera del hogar, hemos pulido nuestros talentos de “multitask”. Dado a esto, no es raro vernos peinándonos, hablando por teléfono y manejando a la vez de camino al trabajo. (No responsable hacerlo, pero evidencia nuestra capacidad).

A fin de cuentas, no es superioridad sino diversidad de aptitudes. Ni mejor ni peor, simplemente, los hombres y las mujeres son distintos. Poseemos diferentes capacidades y habilidades que al final del día se complementan.

En este caso específico, la balanza se inclina livianamente a nuestro favor. En tiempos donde se nos requiere tanto y con increíble rapidez, ser “multitaskers” nos pone adelante en el juego. Felicidades, mujer. Ahora, a contestar ese email mientras te sacas las cejas.