Es una realidad que puede resumirse así: la mujer, por entendidos sociales, enfrenta diariamente más obstáculos que el hombre.

Sucede que, al momento de buscar trabajo, no es evaluada igual que el hombre; que una vez lo obtiene, se le paga menos que a ellos; que las posibilidades de crecer dentro de la empresa y llegar a un nivel gerencial —es decir, un puesto de superación profesional y de poder— son pocas, pues se reservan para los hombres, aseguró la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Si además de trabajadora, la mujer es madre o busca serlo, se agravan los obstáculos que no deberían existir, pues tiene que sopesar cómo la maternidad afectará su carrera profesional —desde la licencia de maternidad hasta la eventualidad de asumir el rol de cuidadora de sus hijos—, postuló la OIT.

Son entendidos sociales obsoletos, que no deberían existir, pero que todavía persisten. Y es que la lucha por la equidad de la mujer ha logrado mucho: el derecho al voto, la liberalización de su sexualidad, la autonomía de decidir sobre su cuerpo y el reconocimiento de las diferencias de clase, raza, género y edad dentro de las mismas mujeres. Pero todavía falta camino por recorrer, pues las desigualdades que enfrentan las mujeres tienen otra manifestación en ellas: en su salud mental.

La desigualdad como estresor

El que una mujer se vea imposibilitada de cumplir con unas metas profesionales, a pesar de tener las mismas credenciales y responsabilidades que un hombre compañero de trabajo, puede ser un catalítico para la depresión, explicó el psicólogo del Hospital Panamericano, Peter González.

Otro ejemplo, agregó González, ocurre cuando la mujer, consciente de su desigualdad, se ve presionada a ser más exigente consigo para tratar de sobresalir en su empleo, lo que podría provocarle ansiedad.

Del mismo modo, en el caso de que la mujer decida ser madre, la implicación no es minúscula: postergar el éxito profesional para "cumplir" con la expectativa social de ser madre podría desembocar en un desorden de estrés posparto, pues "ese hijo no me va a dejar cumplir las metas que tengo", dijo González.

En mayor o en menor medida, lo anterior es parte de una realidad clínica: hay más hospitalizaciones por diagnósticos de depresión en mujeres, indicó Jennifer Torres, directora de enfermería del Hospital Panamericano. De hecho, las mujeres están más propensas a padecer de una condición de salud mental que los hombres, según un estudio del Instituto de Investigación de Ciencias de la Conducta del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

La equidad como fin

Eliminar la desigualdad de la mujer —y los estresores en el bienestar emocional que esta provoca en ellas— es una tarea que comienza a temprana edad y en el hogar, afirmó Torres.

"Para evitar situaciones como la que está viviendo el país, la educación y la prevención comienzan en la casa. Es importante fomentar lo que es el respeto, sin importar el género. Hoy en día, hay carreras profesionales que las lideran las mujeres. Reconocer esto es importante, no solo para atajar la desigualdad, sino también para atender el problema de salud mental y lograr una mejor sociedad", dijo.

La fórmula de González para lograr la equidad es más simple: “todos tenemos la misma capacidad intelectual para realizar labores, independientemente del género o de la preferencia sexual”.