El cuidado de la salud mental debería verse con la misma normalidad que las citas al dentista cada seis meses o al cardiólogo una vez al año.

Pero sucede que todavía hoy permanece un prejuicio cuando una persona manifiesta que, como su salud dental o cardiovascular, su bienestar emocional también merece atención profesional.

Si consideramos las estadísticas, hablar de la salud emocional se hace imperativo: el Instituto de Investigaciones de Ciencias de la Conducta del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico reveló que uno de cada diez puertorriqueños (un 7.3%) entre las edades de 14 a 68 años (unos 165,500) lidia con ansiedad, trastorno bipolar o depresión.

Si es tan común en nuestra población, ¿cómo, entonces, rompemos con el estigma? ¿Cómo abrimos la conversación?

Desmontando las ideas preconcebidas

Para Jennifer Torres, directora de Enfermería del Hospital Panamericano, la conversación sobre la salud mental actualmente tiene que ver menos con cuánto se habla y más con lo que suele resaltarse.

"Definitivamente hace falta que se hable más. Hoy se habla, pero es más lo negativo que lo positivo. Vemos cómo programas de televisión, medios noticiosos y métodos de publicidad promocionan, intencionalmente o no, situaciones que afectan tanto la salud mental como la imagen de lo que es el bienestar emocional de una persona", argumentó.

Y es que todavía la sociedad arrastra con una herencia histórica de cuando la medicina aún no se había desarrollado lo suficiente como para diagnosticar y atender exitosamente a los pacientes de salud mental, explicó Torres.

De esos tiempos permanecen como ecos nociones erradas: que las personas con condiciones de salud mental son agresivas, que tienen que estar recluidas en un "manicomio" y andar vestidas con una camisa de fuerza, y que son incurables.

"Sin embargo, al igual que otras condiciones de salud, se han encontrado alternativas y tratamientos para que una persona con condiciones de salud mental pueda mejorar sus síntomas y ser completamente funcional", dijo.

El problema con la exposición mediática anterior es que se perpetúan prejuicios de lo que es la salud mental.

Torres mencionó, por ejemplo, las películas o series basadas solo en casos de pacientes con trastornos agresivos de la personalidad —cuando estos son los menos frecuentes—, o las parodias, dentro de los shows de comedia, de sesiones de terapia de personas con condiciones de salud mental —cuando en realidad debería destacarse la valentía de quienes han reconocido que necesitan atención profesional—.

¡Háblalo!

La forma más inmediata de romper con el estigma en torno a la salud mental y la importancia de tener un bienestar emocional es empezar por uno mismo, sostuvo Rafael Rivera, terapista ocupacional en el Hospital Panamericano.

"Lo primero que tenemos que hacer es educarnos sobre la importancia de la salud mental. En la medida en que hablemos de la salud mental de la misma manera que hablamos de cualquier otra condición física, como ir al urólogo o prevenir la diabetes, se crea una consciencia sobre la importancia de visitar un psicólogo, un trabajador social, un psiquiatra, de trabajar con un coach las relaciones de pareja", planteó Rivera.

A nivel familiar, Torres recomendó —además de establecer canales de comunicación— que cuando un ser querido exponga su situación emocional, no se le interrumpa ni cuestione, y evitar formar un prejuicio.

A nivel social, señaló que es responsabilidad de todos denunciar y rechazar mensajes negativos o que perpetúan estereotipos de la salud mental, ya sea en el trabajo, en la comunidad o en las redes sociales.

Al mismo tiempo, Torres exhortó a utilizar las redes sociales para crear redes de apoyo y llevar mensajes como la importancia del autocuidado, primer paso para lograr el bienestar emocional.