Un niño que cambia de humor sin razón aparente, que muestra resistencia a ir a la escuela o que llega a casa con golpes, sin sus pertenencias o con materiales rotos podría estar siendo víctima de acoso escolar, según coincidieron la trabajadora social clínica Carmen Jiménez y el psicólogo clínico Peter González, expertos del Hospital Panamericano.

Ambos indicaron que ven con frecuencia casos de niños y jóvenes que sufren las consecuencias de un patrón de hostigamiento en el escenario escolar.

“Estamos hablando de molestia, burla, agresión verbal y física sin explicación alguna. Cuando se da un segundo o tercer evento, los niños comienzan a sentir miedo y los padres deben estar atentos”, apuntó Jiménez, quien es la directora de Servicios Clínicos del Hospital Panamericano.

Otras señales que los padres podrían identificar son malas notas, la queja despectiva de la escuela, rechazo a participar de actividades extracurriculares, episodios de agresividad, aislamiento, cambio en el círculo de amigos, falta o aumento de apetito y automutilación.

Las secuelas del bullying

?González alertó que el acoso también puede ocurrir a través de redes sociales, conocido como cyberbullying, por lo que los padres deberían monitorear las actividades de sus hijos a través de los medios electrónicos.

Como efecto, los niños y adolescentes que son acosados consistentemente en la escuela tienen baja autoestima, podrían desarrollar depresión e intentos suicidas, mencionó González.

Tanto Jiménez como González recomiendan que los padres se mantengan involucrados en las actividades escolares, visiten periódicamente los planteles y mantengan una comunicación constante con los maestros.

“Los acosadores no hacen esto frente a los adultos, por lo tanto, los padres no pueden esperar a que de la escuela los llamen para notificarles. Pueden conversar con otros padres sobre las problemáticas presentes en la escuela y, en conjunto, alertar al equipo de trabajo en la escuela para que estén pendientes”, sugirió Jiménez, quien también entiende que los padres deben buscar la ayuda de un profesional de salud mental.

Pero, los padres también pueden actuar de manera proactiva. Fortalecer la autoestima de los niños, involucrarlos en actividades extracurriculares que disfruten y mantener una relación de confianza y comunicación pueden ser buenas formas de equiparlos con herramientas que les permitan identificar y denunciar el acoso hacia ellos, consideró González.