La placenta es uno de los órganos esenciales durante el embarazo, pues brinda al feto los nutrientes necesarios para su desarrollo. A medida que el periodo de gestación avanza, esta debe ubicarse en la parte superior del útero, y así dejar despejado el cuello uterino para el momento del parto.

Pero, ¿qué sucede cuando no ocurre este desplazamiento?

“Decimos que una mujer tiene placenta previa cuando esta se sitúa en la parte inferior del útero, lo que puede obstruir la salida del feto por el canal del parto”, explicó el doctor Luis Fernández Sifre, ginecólogo obstetra en el Hospital Auxilio Mutuo.

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Aunque la tasa de embarazadas que sufren la condición es de .05%, la placenta previa una de las causas de los partos prematuros.

El signo de alerta más frecuente es el sangrado vaginal súbito durante el tercer trimestre, que puede aumentar progresivamente. No obstante, una tercera parte de las mujeres que tiene la condición no presenta síntomas hasta el momento del parto.

“Las complicaciones en las mujeres con placenta previa comienzan después de las 37 semanas, por lo que se escoge parir entre las 36 y 37 semanas”, apuntó el ginecólogo obstetra.

Al ser un parto prematuro, “el bebé puede sufrir complicaciones respiratorias, cerebrales y metabólicas, por lo que es importante que, como parte del cuidado perinatal, se haga una sonografía para la detección temprana”, sostuvo. Ya en el segundo trimestre, los médicos pueden identificar si la paciente va a tener placenta previa.

Aunque aún no se ha encontrado la causa específica de la placenta previa, se han identificado factores de riesgo como cirugías previas del útero y cesáreas. Asimismo, las pacientes con embarazos múltiples o que hayan tenido varios partos y mujeres de más de 35 años que queden embarazadas corren riesgo de padecer la condición.

No obstante, según mencionó Fernández Sifre, “del .05% que son diagnosticadas con placenta previa, el 90% supera la condición antes de las 28 semanas de gestación”.

Si la condición no se corrige sola, existen varios tratamientos para controlarla, dependiendo del tipo de placenta previa que tenga la paciente. Entre ellos se destaca el suministrar esteroides para acelerar la madurez pulmonar del feto y disminuir el riesgo de sangrado en el cerebro o de complicaciones gastrointestinales.

“No hay que ser trágico y asustar a las pacientes cuando el 90% no tendrá problemas, pero es importante que la condición se identifique temprano para no tener sorpresas”, concluyó Fernández Sifre.