Muchas veces hemos escuchado que “estar gordito y colora’o” no es sinónimo de buena salud. La verdad que encierra la frase nos hace pensar en esos enemigos silenciosos y casi invisibles que poco a poco se apoderan de nuestro bienestar. Uno de ellos es el síndrome metabólico.

Pensamos que solamente las personas con malos hábitos alimenticios están en riesgo, pero no es así. Sin sospecharlo, aproximadamente el 22 % de los pacientes que están en su peso pueden padecer del síndrome metabólico, un número que asciende al 60 % en individuos que están obesos.

El síndrome metabólico es un cuadro clínico compuesto por varios factores de riesgo como hipertensión, altos niveles de glucosa, problemas con los triglicéridos, niveles bajos de colesterol bueno y exceso de grasa en la cintura.

“La edad nos otorga beneficios, pero también ciertas debilidades. Por ejemplo, hay mucho riesgo con las personas mayores, especialmente las mujeres con ovarios no funcionales, porque ya no producen las hormonas que las ayudan a proteger el corazón”, explicó el doctor Francisco Díaz Lozada, especialista en medicina interna y prevención del Hospital Auxilio Mutuo.

Hay varios aspectos a considerar en un paciente que sufre del síndrome metabólico, como la obesidad o el sobrepeso, resistencia a la insulina, triglicéridos altos, alta presión y el “colesterol malo” (LDL) elevado. Para el doctor Díaz Lozada, director del Departamento de Educación Médica del Hospital Auxilio Mutuo, el paciente que exhibe tres de estos factores debe recibir cuidados específicos para esta condición.

La clave está en la prevención

Entender la condición, tener confianza con tu médico y ser disciplinado con el tratamiento son varios de los consejos que comparte el galeno para disfrutar de buena salud. Conoce sus recomendaciones.

1. Conocimiento de la condición

Hay que documentarse y saber qué es el síndrome metabólico, internalizar que la prevención es salud y la clave del éxito, afirmó el doctor Díaz Lozada. Como paciente, debes elegir un médico que sea capaz de comunicarte claramente la condición y que estudie tus factores de riesgo, ya que como puertorriqueños tenemos una "maleta genética única".

"Lamentablemente estamos número uno en prevalencia de diabetes y quintos en el mundo con los niveles de colesterol”, dijo. Un buen examen médico con laboratorios es imperativo.

2. Control en todas dimensiones

Además de identificar los factores de riesgo, hay que indagar sobre el historial familiar para modificar prácticas como el consumo de alcohol que aceleran la influencia genética. De igual forma, hay que mantenerse activo física y mentalmente y observar la dieta.

3. Comer lo correcto

Comer bien no es solo ingerir lechuga y nueces, es alimentarse de forma balanceada e inteligente. “Somos de los que mezclamos carbohidratos. Cuando vamos a una fonda, vemos las bandejas de lasaña, arroz blanco y amarillos…¡y lo queremos todo! Eso es perjudicial", enfatizó.

Por ejemplo, si quieres la lasaña, acompáñala con una ensalada verde. "Si te quieres comer el pancito con ajo, está bien", sostuvo.

El doctor Díaz Lozada exhortó a continuar con la práctica de una dieta saludable, a pesar de que nuestro estilo de vida nos obligue a pasar muchas horas fuera de casa.

“Si trabajamos en la calle, los fast foods son lo más accesible. En ese caso, optemos por buscar lo más saludable en el menú, como una ensalada y una botella de agua. Pero si tienes la oportunidad, lo ideal sería preparar almuerzo en la casa y llevarlo al trabajo. Así sabrás exactamente qué estás comiendo”, aseguró el especialista, quien centra su práctica médica en la orientación de sus pacientes.