“Es como si te estuvieran taladrando el lado izquierdo de la cabeza”, describió María Delgado, ama de casa de 51 años, a su padecimiento de migraña. Dijo que la sufre desde que tiene uso de razón, pero que, por eso de facilitar la matemática, que contemos desde que entró a la universidad.

Es decir, desde hace tres décadas, o más de la mitad de su existencia, o incluso lo mismo que la edad de uno de sus hijos.

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Y es que, por los últimos 30 años, María ha aceptado irremediablemente la única opción que dice tener cuando sufre un episodio de migraña: encerrarse a oscuras y en silencio en su cuarto, incapaz de hacer cualquier cosa y simplemente esperar a que solo eso —su encierro y los medicamentos— ayuden a que pase más rápido.

En el mejor de los casos, el episodio dura de tres a cuatro días. En el peor, una semana.

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Sabe que se avecina cuando comienza a ver "lucecitas" y a nublársele la vista. Sabe, también, que la peor parte son los vómitos. Y que su caso, ella sospecha, es una cuestión genética: su madre y uno de sus hijos también la padecen.

Digamos, como le sucede a María, que un ataque de migraña ocurre ininterrumpidamente una semana al mes por 30 años. Lo anterior equivale a 360 semanas —casi siete años— secuestrados por una condición que la incapacita hasta para las tareas más básicas como preparar un café o cocinar.

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No es solo un dolor de cabeza

La migraña es uno de los más de 50 tipos de dolores de cabeza reconocidos por la comunidad médica, expuso el neurólogo Christian Schenk.

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De lo que hablamos cuando se trata de la migraña es de una irritación de los vasos sanguíneos (venas y arterias) en la corteza cerebral, donde ubican también la mayoría de las neuronas, de acuerdo con el doctor Schenk. La corteza cerebral, explicó, es como la cáscara de la china.

Aunque no queda claro si la irritación se da primero en los vasos sanguíneos o en el tejido neuronal, lo que explica el dolor característico de la migraña es la dilatación de las venas y arterias. Si bien el dolor suele ser localizado en el caso de quienes la padecen, nada impide que pueda trasladarse a otras áreas de la cabeza.

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Desentrañando la migraña

El doctor Schenk sostuvo que la comunidad médica no ha podido dar con una causa de la migraña por la multiplicidad de factores que la provocan.

Por un lado, indicó, está la genética, como es el caso de María. También ella sirve de pie forzado para otro factor en el padecimiento de la migraña: ser mujer.

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"Ya sea porque muchas migrañas empiezan con la menstruación, otras comienzan justo antes de la menopausia, y algunas empeoran con el embarazo, el estrógeno juega un rol importante en la migraña y ayuda a explicar por qué hay casi un doble de prevalencia de migraña en mujeres que en hombres. Se habla de un 6 % de hombres que la padecen, en comparación con un 12 % a un 15 % de las mujeres”, detalló el galeno.

De otro lado, variables como la obesidad y ciertos alimentos —embutidos, quesos y comidas con tintes y otros preservativos— pueden dar paso a la migraña.

Lo mismo sucede con padecimientos crónicos previos, como dolores musculares. "Si la persona tiene un espasmo en el cuello, como parte del dolor, puede ocurrir una irritación en los vasos sanguíneos del cerebro y, consecuentemente, una migraña”, señaló el experto.

Necesario un diagnóstico certero

Para que se dé un diagnóstico de migraña, el dolor de cabeza, acompañado de náusea o vómitos, tiene que ser recurrente; no una o dos veces al año, sino seis ataques o más dentro de unos seis meses. La dificultad en identificarla, detalló el médico, estriba tanto en la variedad de dolores de cabeza existentes como en el tiempo que se toma reconocer sus síntomas.

Las migrañas pueden ser episódicas —una o dos veces al mes, relacionadas con la menstruación, con cambios en el medio ambiente o por comidas— o crónicas, que ocurre cuando se padece más de quince días en un mes, aclaró el doctor Schenk.

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Dependiendo de la recurrencia es el tipo de tratamiento recomendado, que puede abarcar desde acetaminofén, aspirina y cafeína —como lo es Excedrin—, cambios en la alimentación mediante una dieta de eliminación de alimentos detonantes de la migraña y técnicas de manejo del stress, como masajes y acupuntura.