Tomar chocolate caliente se ha convertido en una tradición tan boricua como el pan sobao y el lechón asado. Una inmensa mayoría de puertorriqueños somos amantes del chocolate en todas sus variantes, pero una taza de chocolate caliente le arregla una noche lluviosa a cualquiera, en especial cuando se está lejos de casa.

Un pedazo de patria acorta distancias. Por esta razón, Amanda Ríos decidió enviar a su mejor amigo Rafael Albarrán, quien reside en Nueva York, lo mejor de la Isla en un paquete: Chocofríoo, barras de Chocolate Cortés y pan sobao. De más está decir que la emoción cala muy dentro.