El cáncer de pulmón es el quinto de mayor incidencia en la isla y tiene la segunda tasa más alta de mortalidad, de acuerdo con los datos más recientes del Registro Central de Cáncer en Puerto Rico.

Aunque suele ser más común entre varones de 65 años o más, está aumentando la incidencia en las mujeres, informó la hematóloga oncóloga Mirelis Acosta Rivera, quien trabaja en FDI Clinical Research y en el Centro de Cáncer del Hospital Auxilio Mutuo, ambos ubicados en San Juan.

La enfermedad puede presentar distintos síntomas, como tos seca persistente, dolor de pecho, dificultad para respirar, pérdida de peso sin causa conocida, sensación de cansancio y tos con sangre en etapas más avanzadas, mencionó la doctora.

Sin embargo, alertó que el cáncer no siempre provoca síntomas. “Es bien importante que los fumadores que llevan fumando muchos años como, por ejemplo, 20 años o más, tengan una rutina de evaluación médica que incluya imágenes del pulmón porque tienen el riesgo aumentado”, dijo.

De hecho, el tabaquismo es el principal factor de riesgo para contraer cáncer de pulmón. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), fumar cigarrillos está vinculado con alrededor del 80 al 90 % de las muertes por esta enfermedad.

Otro factor de riesgo es el humo de segunda mano del cigarrillo, por lo que las personas que viven con fumadores pueden ser más propensas a contraer la enfermedad. También el riesgo puede ser mayor para un individuo cuyos padres, hermanos o hijos tuvieron cáncer de pulmón.

La exposición a materiales y sustancias como asbesto, radón, arsénico y emisiones de diésel aumentan el riesgo de padecer cáncer de pulmón, según datos de los CDC.

“Aunque el cáncer de pulmón sigue siendo uno de los más comunes en Estados Unidos y Puerto Rico, los pacientes están viviendo más tiempo que antes. La detección temprana es clave, pues el potencial curativo es mayor cuando se comienza el tratamiento durante las etapas más tempranas de la enfermedad”, sostuvo Acosta Rivera.

Para detectarlo, hay que hacerle al paciente una tomografía computarizada (CT Scan) de pecho, donde se identifica si hay alguna masa en los pulmones. Si la imagen revela la existencia de alguna masa, se procede a realizar una biopsia para obtener una muestra de tejido y analizarla en un laboratorio. “La biopsia la realiza un radiólogo intervencionista que, guiado por imágenes, dirige la aguja y obtiene el tejido en un proceso ambulatorio que no requiere cirugía”, explicó la especialista.

Dependiendo del lugar en que se encuentre la masa, podría realizarse la biopsia mediante una broncoscopia, en que se introduce un delgado tubo por la nariz que llega hasta los pulmones, o una cirugía, detalló la experta.

La muestra de tejido se analiza para realizar el diagnóstico de cáncer y confirmar el tipo de cáncer, la etapa en que se encuentra y si presenta mutaciones, pues todos estos factores entran en juego a la hora de elegir el tratamiento.

“Si el cáncer está en etapa 1, la primera opción es quirúrgica, hacer una cirugía para extraer el tumor”, dijo Acosta Rivera.

“Ya en las etapas 2 o 3 se puede utilizar una combinación de radioterapia, quimioterapia y cirugía”, agregó la médico. La radioterapia consiste en el uso de radiación de alta intensidad para matar el cáncer, mientras que la quimioterapia busca reducir o eliminar el tumor mediante el uso de medicamentos orales o intravenosos.

“En las etapas 3 o 4 el tratamiento es más sistémico, concentrado en la quimioterapia”, informó Acosta Rivera. Añadió que, en las etapas más avanzadas, si el tumor presenta ciertas mutaciones específicas, se pueden administrar terapias para atenderlas. Explicó que, usualmente, se administran terapias orales.

“De no tener esas mutaciones en etapas avanzadas o presentar metástasis, también consideramos la inmunoterapia, que se puede usar sola o en combinación con la quimioterapia”, aseguró la doctora. La inmunoterapia es un tratamiento que ayuda al sistema inmunitario del cuerpo a combatir el cáncer. Puede administrarse de manera oral o intravenosa. “Son terapias mejor toleradas y que han mejorado la supervivencia de los pacientes”, aseguró.

Acosta Rivera indicó que una medida que pueden tomar los ciudadanos para prevenir el cáncer de pulmón es no fumar o dejar de hacerlo. Según datos de los CDC, las personas que dejan de fumar tienen menos riesgo de padecer esta enfermedad que si continúan fumando.

Insistió en que quienes presentan síntomas o factores de riesgo deben acudir de inmediato a su médico de cabecera para lograr una detección temprana y, por ende, mayor potencial de curarse. “Los médicos primarios deben referir a los pacientes a un oncólogo cuanto antes porque si pasa mucho tiempo, esto puede provocar que se comience el tratamiento cuando la enfermedad está en etapas más avanzadas”, advirtió.