Digamos que te surge la idea de un negocio. Digamos, también, que los estudios de mercado le proyectan altas probabilidades de éxito y que conseguiste el dinero para iniciarlo.

No has pensado mucho, sin embargo, en el reto financiero de operar diariamente el negocio. Intuyes que basta con saber “lo que todo el mundo sabe”: no gastar más de lo que se ingresa, y lograr una ganancia en el proceso.

Ya sea porque contemplas desarrollar una pequeña o mediana empresa (pymes) o montar tu tienda online, los siguientes conceptos te ayudarán a manejar concienzudamente las finanzas tu negocio.

Inversión inicial

Como delata, es el dinero que necesita todo empresario, ya sea de pymes o del mercado digital, para comenzar el negocio. La inversión inicial puede requerirse por dos razones: para adquirir activos o para cubrir gastos operacionales primarios.

“Parece simple, pero no lo es: comprar activos es una inversión, pero los gastos son eso, gastos, y nunca se recuperan. Una estufa o una computadora es una inversión, pero comprar materiales o pagar un alquiler es un gasto”, explicó Javier Hernández, director del Departamento de Administración de Empresas de la Universidad del Sagrado Corazón.

Distinguir entre la compra de activos y el cubrir gastos operacionales de los primeros meses (salarios de los meseros y cocineros, por ejemplo) es clave porque plantea el cuadro riesgoso: es decir, a mayor gasto operacional inicial —y mayor duración de este— menor probabilidad de que un banco conceda un préstamo, por lo que aumenta la probabilidad de fracasar.

Financiamiento

Una cosa es conocer cuánto es el dinero que se necesita para comenzar la operación de tu negocio, y otra muy distinta es identificar de dónde lo obtendrás.

Hay tres formas de levantar capital: con dinero propio (incluyendo donativos vía crowdfunding), con préstamos, o con inversiones. Nada impide, mencionó Hernández, que sea una combinación de las tres, de forma tal que la inversión inicial descanse un 75% en donaciones, préstamos e inversiones, y un 25% en dinero propio.

Volviendo al ejemplo: si bien es posible que un banco no preste dinero para cubrir altos gastos operacionales iniciales, sí podría hacerlo si se ofrece una garantía —como otros activos— para esa inversión inicial o préstamo.

En el proceso de búsqueda de financiamiento, deben revisarse los incentivos y subvenciones que podrían solicitarse según el tipo de industria donde ubique el negocio, recalcó el experto.

Presupuesto

Si conoces cuánto dinero necesitas y cómo lo conseguirás, te resta ahora el paso crucial: elaborar un presupuesto.

“El presupuesto permite planificar la operación en periodos futuros —ya sea en meses o en años— proyectando ingresos y anticipando gastos. En la medida en que puedas presupuestar, puede predecirse el flujo de efectivo”, expuso Hernández.

El profesor planteó que el proceso de presupuestar sigue los mismos fundamentos en lo análogo que en lo digital. "Una tienda quizás no tiene que destinar mucho de su dinero en mercadearse, pero sí en empleados; y una persona que es su propio jefe y tiene su tienda online no gasta en nómina pero sí en mercadearse", teorizó.

Análisis costo-beneficio

De acuerdo con las agencias federales para el Desarrollo de la Pequeña Empresa y para el Desarrollo de Empresas Minoritarias, la solvencia presupuestaria –y por consecuencia, operacional– se sostiene manteniendo un récord de todos los compromisos financieros contraídos (bookkeeping, en el argot contable) y preparando un análisis de costo-beneficio trimestral o anualmente. Este análisis es, a fin de cuentas, la manera más útil de conocer si tu negocio tiene salida.

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