Conviértete en mixólogo por un día y prueba un ron único en el mundo en Casa Bacardí
Te contamos todo lo que vivimos en esta experiencia inmersiva llena de historia, diversión y mucho ron
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Agarré la copa, aireé el destilado, lo incliné un poco para inhalar su aroma y me convertí en uno de los afortunados en poder degustar este ron único en el mundo que solo se consigue en Casa Bacardí, en Cataño, Puerto Rico.
Éramos 27 personas, todos turistas, menos dos. Disfrutábamos en aquel salón decorado con afiches publicitarios antiguos. Estábamos a mitad de una clase de mixología en la destilería de ron prémium más grande del mundo.
Ya Edwin Pabón –el entusiasta guía de espejuelos y camisa tropical– nos había enseñado a hacer un mojito clásico. Sin duda, estábamos para aprender y pasar un buen rato. En el primer paso, echamos 25 mililitros (ml) de jugo de lima. Luego, seguimos con echarle 25 ml de jarabe simple y 50 ml de ron Bacardí Carta Blanca, el mismo que elaboró el barcelonés don Facundo Bacardí Massó en aquella pequeña destilería en el Santiago de Cuba de 1862.
Aquel ron que revolucionó la humanidad. Que nació tras aplicarle al aguardiente los procesos de destilación y añejamiento que se utilizaban para el coñac y el whisky. Era el ron destilado más suave hasta entonces.
Pero esta fascinante experiencia inmersiva comenzó mucho antes, a las 10 de la mañana, cuando un remodelado ferry dejaba atrás el Viejo San Juan y cruzaba la tranquila bahía. En esta ruta, la capitana Luz Pérez ha divisado delfines, manatíes y hasta una ballena, cuenta. Al otro lado, en el muelle, ya había una guagua de Bacardí que nos esperaba.
Al llegar, todo eran sonrisas. Nos pusieron un brazalete y nos dieron una moneda, grabada con el insigne murciélago y con un escudo que lee “Fortuna, buena salud, unidad familiar”. La cambiamos por un cóctel de bienvenida y admiramos el colorido mural del boricua Carlitos Skills que exalta nuestra alegría y cultura.
Luego, desde un trolley, Pabón nos relataba con devoción hitos claves de los 162 años de Bacardí, hasta convertirse en el ron más premiado del mundo, con más de 1,000 galardones.
Cuentan que doña Amalia Moreau, esposa del fundador, vio murciélagos en la destilería original. Entonces, lo adoptó como símbolo de la empresa, al asociarlos a la buena fortuna, la salud y la unión familiar. Sin querer, fue una innovadora idea de mercadeo, pues quienes aún no sabían leer ni escribir podían pedir “el ron del murciélago”. De hecho, el Legacy Tour se encarga de que conozcas, multisensorialmente, todos los pormenores históricos.
En el trayecto, vimos La Catedral del Ron, un singular edificio bautizado así por el gobernador Luis Muñoz Marín en su apertura en 1958. También, observamos el busto de don Facundo Bacardí resguardado por ese cocotero que recuerda sus inicios y que evoca a una gran profecía: la compañía sobrevivirá en Cuba así tan largo como la palmera, conocida como El Coco, viva. De hecho, El Coco murió en 1960, el mismo año que la familia se vio obligada a exiliarse.
Finalmente, pasamos a la zona de producción. De aquí se suple la mayoría del ron Bacardí que se consume en el mundo, resaltaba el instructor.
Es una cifra inaudita. Significa que casi nueve de diez mojitos que se sirven en el planeta –porque los mojitos siempre van con Bacardí– son con ron que sale de aquí, de Cataño, el municipio más pequeño de Puerto Rico.
Volviendo al salón, una voz interrumpe. “Pero es mojito, no mofongo”, bromea Pabón al mostrar cómo presionar el puñado de hojas de menta en el vaso, antes de echar el hielo, el agua carbonatada, remover bien y saborear.
“Pa’ arriba, pa’ abajo, pal centro y pa’ dentro”, corea el maestro y los estudiantes le seguimos. “Está bueno”, dice un hombre. “Fantastic”, “Amazing”, se escucha entre los presentes. Era verano en nuestras bocas y afuera transcurría un caluroso mediodía de un viernes de octubre.
Entonces, llegó la sorpresa. Pabón, con una sonrisa, sostiene, en un estuche rojo, un Casa Bacardí Special Reserve. Este ron fue creado por José ‘Joe’ Gómez, quien fue el Maestro del Ron de Bacardí por 41 años.
El ron tiene tres ingredientes: melaza de caña de azúcar, levadura y agua. Las diferencias recaen en los procesos de fermentación, destilación y añejamiento. Lo distintivo de este espíritu destilado es que tiene dos fases de añejamiento. Primero, el ron envejece, entre ocho y 12 años, en barriles de roble blanco americano; luego, tiene un acabado en barricas de jerez oloroso durante alrededor de cuatro semanas. Y solo se puede conseguir aquí.
En la boca tiene notas dulces, a nuez, a frutas. “Es perfecto”, dice Pabón. “Los voy a dejar quietos porque están teniendo su momento con el ron”, agregó.
Este elixir también puede catarse, junto a tres más, en el Rum Tasting Tour. Durante el recorrido en trolley, vimos las estructuras que contienen barricas y barricas de estos preciados líquidos. En esa área de añejamiento había un pequeño grupo que disfrutaba del exclusivo recorrido Founder’s Experience, en el que se adentran a los sofisticados procesos de confección.
Íbamos entonces a preparar el segundo coctel, un Jungle Bird, y ya estábamos desinhibidos: un coctel de bienvenida, un mojito y una muestra del Casa Bacardí Special Reserve.
Recordé lo que había dicho el chofer de Bacardí que recogía a los visitantes en el terminal de lanchas de Cataño: Yo prefiero que coman. Lo dijo luego de dejar a tres turistas en una cafetería local de la costa. Ahora, esos tres turistas están en la clase.
Mezclamos 15 ml de jugo de piña, 15 ml de jarabe simple, 45 ml de bíter italiano rojo y 50 ml de Bacardí Añejo Cuatro. Y, al son de Gilbertito Santa Rosa, nos imaginamos expertos en el shake. Servimos con una rodaja de lima deshidratada y volvimos a brindar.
“Mi casa es tu casa”, nos despide Pabón y pasamos a la Tienda Bacardí. Allí, una mujer joven embotella su propia Casa Bacardí Special Reserve. Hay ropa, utensilios para barras, recordatorios y rones exclusivos.
No tienes que comprar una experiencia para ir a la tienda. Tampoco para comer en Cuchifrito o para darte unos cócteles en el Pabellón, la imponente estructura con arquitectura que evoca al emblemático murciélago, mientras miras hacia la ciudad amurallada.
Allá comenzó esta experiencia inmersiva, que combina la historia y la tradición. Y allá termina. Luego de conocer el alma misma de Bacardí se antoja otro mojito en el Viejo San Juan.
Casa Bacardí está abierto de lunes a domingo, para reservaciones: casa bacardi.com. Casa Bacardí permite la entrada de todos los visitantes de 18 años o más. Recomiendan, además, a tomar responsablemente.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media para Casa BACARDÍ Puerto Rico.