Lleva horas prolongadas trabajando frente a la pantalla de su computadora o del celular. O quizás estuvo trabajando en el exterior, expuesto a los rayos ultravioleta del sol o en estos días, al polvo del Sahara.

Siente su vista cansada e irritada. Puede darle hasta la sensación de tener “arenilla” en los ojos, incluso, que lagrimeen y que no pueda ver bien.

Si experimenta uno o varios de estos síntomas, puede que esté padeciendo de re y no saberlo.

¿Qué es el ojo seco?

Este síndrome multifactorial es una enfermedad inflamatoria de la superficie ocular, que resulta en síntomas de incomodidad, problemas visuales e inestabilidad en la película lagrimal. Esta es la parte del ojo que se encuentra en contacto con el aire, lo mantiene húmedo y protege la córnea y la conjuntiva de cualquier elemento exterior, con sus tres capas delgadas: la interna de anclaje mucoso; la intermedia, que es acuosa; y la externa, que es aceitosa.

“El concepto sobre la condición ha cambiado en las últimas décadas. Para 1995, se entendía que el ojo seco era un desorden de la película lagrimal, debido a una deficiencia en la producción de la lágrima o evaporación excesiva. En la década del 2000, se encontró que había inflamación en la glándula lagrimal. Eso cambió todo. Hoy se conoce que la condición es una enfermedad inflamatoria”, explica el doctor Emilio A. Báez, oftalmólogo y subespecialista en córnea.

El uso de computadoras y pantallas electrónicas, así como otras actividades que requieran de una alta concentración mental, provocan una reducción en la frecuencia del parpadeo, lo que hace que la superficie ocular se exponga al ambiente por más tiempo y se irriten los ojos. También, el humo, contaminantes ambientales, lugares de mucho viento o de baja humedad son factores que influyen en el desarrollo del ojo seco.

De igual modo, la edad y la pérdida de hormonas –que afectan la producción de lágrima y su estabilidad –, las enfermedades autoinmunes –como la artritis reumatoide, la diabetes o el síndrome de Sjögren– y enfermedades en los párpados y de la piel –como la rosácea–, así como algunos medicamentos, deficiencia en vitamina A y dietas desbalanceadas en ácidos grasos esenciales –como el Omega 3 o el Omega 5–, son otros factores para considerar.

¿Qué hacer si se tiene el ojo seco?

El ojo seco es la razón número uno por la que los pacientes buscan ayuda de un oftalmólogo, comenta el doctor Noel Pérez, oftalmólogo y especialista en plástica ocular.

Dr. Noel Pérez
Dr. Noel Pérez (suministrada)

El tratamiento se ofrece gradualmente, afirma el especialista.

“Dependiendo de la evaluación del médico, se comienza con el uso de lágrimas artificiales. Luego con un tratamiento antiinflamatorio con ciclosporina. Si hay un problema en los párpados, se corrigen; si es un problema en la piel, se trata. Son tratamientos crónicos y continuos”, comparte el doctor Pérez.

Para aliviar o prevenir el ojo seco, utilice gafas con filtro ultravioleta cuando esté en exteriores, y tómese descansos de la pantalla electrónica para parpadear conscientemente y hacer uso de lágrimas artificiales cada 15 a 20 minutos. Estas deben de ser sin preservativos, si su uso es frecuente.

“La primera línea de tratamiento lo siguen siendo las lágrimas artificiales. Hay una variedad enorme de ellas, como las gotas sin receta Refresh. Por ejemplo, tienes la Refresh Advance, que tiene un componente lípido y tienes la Refresh Relieva, que es más acuosa. De hecho, esa es la única lágrima artificial que se puede utilizar con los lentes de contacto puestos, sin tener que quitarlos”, indica el doctor Báez.

El doctor Pérez, a su vez, añade que las lágrimas artificiales de última generación se asemejan a los tres componentes de la capa lagrimal del ojo y a las lágrimas naturales.

Finalmente, no olvide visitar un oftalmólogo para que diagnostique y evalúe correctamente esta condición.

“Como es una enfermedad degenerativa, si no se atiende, va a seguir progresando y puede ser irreversible el daño. En la medicina, todo lo que se atiende a tiempo tiene remedio. La prevención siempre es mejor que cualquier tratamiento”, concluye el doctor Báez.