El poder del deseo: reclama tu sexualidad sin culpa
“El placer no es un lujo ni un premio, sino un derecho, porque parte de ser mujeres libres es también ser mujeres que se apoderan de su sexualidad sin culpa”.

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Marzo es un mes en el que celebramos la fuerza, la historia y los logros de las mujeres. Es un momento para reconocer cuánto hemos avanzado, pero también para reflexionar sobre lo que aún nos queda por conquistar.
Y entre esas conquistas pendientes hay una que sigue envuelta en tabúes y silencios: nuestro derecho al placer y al deseo sin culpa.
A lo largo de los años nos han enseñado a ser fuertes, luchadoras, independientes… pero cuando se trata de nuestra sexualidad, aún cargamos con creencias que nos limitan. Pero ¿y si en este Mes de la Mujer nos atrevemos a desafiar esas ideas? ¿Si en lugar de solo celebrar nuestra fuerza también celebramos nuestro derecho a sentir, a desear, a disfrutar sin miedos ni prejuicios?
Hoy quiero invitarte a hablar de ese deseo que muchas veces callamos. A entender que el placer no es un lujo ni un premio, sino un derecho, porque parte de ser mujeres libres es también ser mujeres que se apoderan de su sexualidad sin culpa.
¿Te ha pasado que en algún momento de tu vida sentiste culpa por desear? Y no hablo solo del deseo sexual, sino del deseo en general. Las mujeres hemos crecido con la idea de que hay límites para lo que podemos querer, especialmente cuando se trata de nuestro cuerpo y placer. Nos han dicho que ser “una mujer decente” implica moderación, que no debemos ser “demasiado sensuales”, que el deseo es algo que deben iniciar los hombres y que si nos atrevemos a disfrutar demasiado seremos juzgadas.
Pero, ¿y si te dijera que el deseo es una fuerza vital? Que desear y disfrutar no solo es normal, sino necesario para sentirnos plenas y conectadas con nosotras mismas. Quiero invitarte a reclamar tu deseo sin culpa y a entender que el placer es un derecho.
Desde pequeñas, muchas hemos escuchado frases como: “Cierra las piernas”, “Las mujeres que hablan de sexo son vulgares”, “No seas tan coqueta”, “Los hombres siempre quieren más, las mujeres deben poner límites”… En fin, toda una lista de reglas no escritas que nos condicionan a creer que el deseo femenino debe ser reprimido.
Y esto se refleja en la manera en que muchas mujeres viven su sexualidad, pues nos han enseñado a sentir culpa por el placer. Las mujeres hemos sido condicionadas a sentir vergüenza al explorar nuestro propio cuerpo, a creer nuestro placer es secundario en una relación, a callar nuestros deseos por el miedo a ser juzgadas.
El problema es que, cuando pasamos años ignorando lo que realmente queremos nos desconectamos de nosotras mismas. Nos acostumbramos a complacer en lugar de disfrutar, a esperar que otros nos den permiso para sentir, cuando en realidad el único permiso que necesitamos es el nuestro.
El deseo no es igual a promiscuidad, ni a pecado ni algo malo.
Aquí es donde quiero romper un gran mito: desear no te hace “demasiado”, no te hace vulgar, fácil, ni mala mujer. El deseo es parte de lo que nos hace humanas. No importa si estás en pareja, soltera, con 30, 40, 50 o más años.
Mientras estés viva, tu cuerpo tendrá la capacidad de sentir placer y de disfrutarlo. Reclamar tu deseo significa aceptar que tienes derecho a sentir y explorar tu placer sin justificaciones y sin pedir permiso.
Entonces, ¿cómo reconecto con el deseo sin culpa? Seguramente te has dado cuenta de que has estado desconectada de tu deseo o que, cuando aparece, lo silencias con excusas o culpa. Pues, aquí te dejo algunos “tips” para empezar a reconciliarte con él:
- Cuestiona las creencias que te limitan: Pregúntate, ¿de dónde viene mi vergüenza o culpa? ¿Quién me enseñó que desear es algo malo? Identificar el origen de estos pensamientos es clave para desmontarlos.
- Date el permiso para explorar: La autoexploración es una forma de conocerte sin presiones ni expectativas. Tómate el tiempo de descubrir qué te gusta, qué te enciende, qué te genera placer.
- Habla sobre tus deseos: Ya sea con una amiga de confianza, con tu pareja o incluso escribiéndolos para ti misma. Sacar el deseo del silencio lo normaliza y te ayuda a sentirte más cómoda con él.
- Rodéate de contenido que celebre la sexualidad femenina: Libros, podcasts, cuentas en redes sociales… Existen muchas fuentes que pueden ayudarte a ver el deseo femenino como algo natural y positivo.
- Recuerda que el placer no es egoísta: Muchas mujeres creen que priorizar su placer es un acto egoísta cuando en realidad es un acto de amor propio. Sentirte plena y satisfecha mejora tu bienestar y tus relaciones.
Hoy te invito a hacer un pacto contigo misma: deja de disculparte por lo que sientes. Olvídate del “¿será que está mal?” y cámbialo por un “¿qué me hace sentir bien?”. Tu placer no necesita excusas, ni justificaciones ni la aprobación de nadie. Reclama tu deseo sin culpa, disfrútalo sin miedo y recuerda: el placer también es tuyo.
(Este artículo es solo para fines informativos y no debe tomarse como asesoramiento médico ni reemplazo terapéutico. Si deseas aprender más sobre cómo conectar con tu placer de forma consciente, tienes preguntas o inquietudes específicas sobre tu bienestar sexual, te recomiendo consultar con un profesional de la salud. Para una atención personalizada te invito a agendar una consulta sexológica conmigo. No olvides seguirme en las redes para más contenido @LaylaMParty)