En los últimos años hay un interés especial sobre el regreso a clases a nivel comercial, dándole importancia a dónde encontrar los artículos necesarios para la escuela y las fechas para economizar. Pero hablamos muy poco sobre los verdaderos protagonistas del evento, los estudiantes, lo que les ocurre y si están preparados para ese nuevo año.

El inicio de clases debe ser para los niños un momento añorado donde experimentan emociones positivas, deseos de asistir a la escuela, sentido de pertenencia, confianza en sí mismos, seguridad, bienestar y alegría. Las condiciones emocionales deben ser favorables para un ambiente de aprendizaje y desarrollo de niños felices, donde se sientan muy cómodos (UNESCO, 2020). Por tanto, para un inicio escolar maravilloso debemos conocer sobre las emociones que pudieran experimentar nuestros niños y jóvenes y, sobre todo, el manejo adecuado de éstas.

Cuando se acerca el inicio de un nuevo año escolar debemos reconocer que cada niño y joven tendrá una experiencia diferente en lo que será su “back to school”. Los más pequeños se mostrarán emocionados, deseosos de estrenar todas las cosas nuevas: libretas, bultos, lápices, hasta uniformes, y pareciera que todo es alegría. Los más grandes sentirán la emoción del reencuentro con sus pares y gran preocupación pensando en las expectativas de un nuevo periodo, preguntándose quiénes serán sus maestros. La realidad es que la escuela sola ejerce presión socioemocional en los niños pues cada uno posee una visión diferente.

Sin embargo, este inicio es un momento que les genera diversas emociones, tanto positivas como negativas. De acuerdo con la investigadora Anna Krakovskaia, “en el ámbito escolar las emociones afectan no solo los procesos sociales, sino también los educativos”, por tanto, “las emociones juegan un papel relevante ya que de estas dependen cómo los niños construyen su aprendizaje”, de acuerdo al psicólogo Lev Vygotsky.

En el escenario educativo la interacción y socialización son elementos básicos e importantes para el desarrollo de los niños. Esto puede verse interrumpido por sentimientos de inseguridad, tristeza, irritabilidad, desánimo y una baja autoestima. Las consecuencias son estados de ansiedad, aislamiento y miedo a enfrentar el ambiente escolar. Esto pudiera interferir con el rendimiento académico ya que un niño nervioso, preocupado y ansioso no podrá aprender adecuadamente.

Recomendaciones a los padres

Es importante que los padres estén alerta a las señales que presentan sus hijos sobre las emociones que les genera el “back to school”.

Escuchar activamente a los niños es necesario, no sólo las palabras sino también el lenguaje corporal, porque no todos los niños son expresivos al momento de hablar de cómo se sienten. La validación de los sentimientos es una herramienta que pueden utilizar para ayudar a sus hijos en el manejo de emociones ya que éstos sentirán que los entienden.

Los niños deben ser atendidos a la brevedad posible ya que los más vulnerables pudieran recurrir a factores de riesgo como autolesión, alcohol, sustancias y suicidio. Para el manejo adecuado de las emociones debemos comenzar porque nuestros niños puedan reconocer lo que sienten y nombrar sus emociones sin sentirse avergonzados.

Los padres necesitan un aliado para eliminar las barreras que se pueden levantar para el regreso a la escuela. Estos pueden recurrir a los servicios del trabajador social escolar, ya que este profesional cuenta con las competencias necesarias en el ejercicio de su práctica profesional que respondan a las necesidades emocionales de los estudiantes. La comunicación entre los padres y el trabajador social escolar es vital, ya que este llevará a cabo la intervención y coordinación necesaria para lograr la ayuda ante la situación emocional de los niños y jóvenes.

Para más información sobre este tema, se puede comunicar al 787-768-5700 o visitar la red social de Facebook Colegio de Profesionales del Trabajo Social de Puerto Rico.

(La autora es trabajadora social)