Un día como este sábado hace 50 años, ante 163,628 fanáticos en el hipódromo Churchill Downs de Kentucky, el jinete boricua, Ángel ‘Junior’ Cordero, comenzó una de las mejores historias del deporte boricua, la que terminó en el hipódromo Belmont Park de Nueva York poco más de un mes luego con otro puertorriqueño de protagonista, Miguel ‘Macuco’ Rivera.

Este sábado se corre la edición 150 de la principal carrera de caballos de Estados Unidos, el Kentucky Derby, y ahí estarán tres de los principales jinetes de Puerto Rico que están ahí por sus éxitos, talentos y sacrificios, además de por gestas como las de Cordero y Rivera que ayudaron a abrir las puertas para los atletas boricuas de esta profesión “allá por el norte”, como decía el coro de la plena de Ismael Rivera a nombre de los jinetes boricuas en Estados Unidos en la década del 60 y 70.

Un sábado como este hace 50 años en el 1974, en la edición 100 del Kentucky Derby, Corderó ganó su primer Derby para la rica historia del hipismo boricua e inició el copo por los jinetes boricuas en la Triple Corona de este año con las victorias de Rivera en los sucesivos Preakness y Belmont Stakes entre el 18 de mayo y 18 de junio.

Cordero, de Las Monjas, y Rivera, del residencial López Sicardo, están con sus memorias frescas de esos acontecimientos y también están felices por sus aportaciones a Puerto Rico.

“Fue una gesta grande que recuerdo mucho, cada vez que se corre la Triple Corona. Es una alegría que me da porque contribuimos a Puerto Rico”, dijo Cordero.

Velázquez ocupó el puesto de Cordero, Rivera y otros luego del retiro en los noventa de estos veteranos. Y los hermanos Ortiz se están ocupando de que no quede un vacío cuando Velázquez, de 51 años, se retire. En los últimos 19 años en la hípica de Estados Unidos, Velázquez y los Ortiz se combinan para ocho premios Eclipse, que reconoce al jinete más destacado en ese país. Durante ese periodo, los hipódromos alrededor de Estados Unidos han visto la llegada y estabilidad de una gran colonia de jinetes boricuas.

Eddie Belmonte, Junior Cordero y Macuco Rivera aparecen aquí en un reciente homenaje del que fueron recipientes hace unos años.
Eddie Belmonte, Junior Cordero y Macuco Rivera aparecen aquí en un reciente homenaje del que fueron recipientes hace unos años. (Archivo)

“Gracias a Eddie Belmonte, a Cordero, a Macuco y otros más, a cualquier hipódromo que voy en Estados Unidos me encuentro con jinetes boricuas”, señaló Velázquez.

Los nombres de Cordero y Rivera están en la historia de Puerto Rico como también lo están los potros con que estos boricuas hicieron historia hace 50 años. Cannonade fue el caballo con que Cordero ganó el Derby, mientras que Little Current fue el de Rivera en sus victorias en el Preakness y el Belmont.

Ante un Churchill Downs repleto por la fiebre que dejó Secretariat un año antes, Cannonade partió ese sábado por el puesto 1, con otros 22 ejemplares a su derecha, lo que representaba un tapón de caballos para el ejemplar que parte mal de la gatera. Precisamente, Cannonade cayó detrás de cinco caballos entrando en la curva.

Pero Cordero lo manejó y metió a su potro por el interior de la pista y detrás del paso, lo que pagó dividendos al momento de exigirle a su caballos en los últimos 500 metros en ruta a su victoria por un cuerpo y la foto en la portada de la revista Sports Illustrated.

“El caballo partió y tuvo sus inconvenientes. Eran más de 20 caballos entrando a la primera curva. Con lo que tuve suerte fue que pude salvar terreno (correr por dentro) y que no me busqué tropiezos, y eso me ayudó mucho”, recordó.

Cordero ganó otros dos Derby en su carrera, incluyendo el del 1976 con el importado de Puerto Rico, Bold Forbes, que es otra historia aparte.

Dos semanas luego, en el hipódromo Pimlico de Baltimore, Little Current y Rivera ganaron el Preakness con una movida peligrosa pero efectiva y una carrera en que jinete y potro se beneficiaron de sus respectivos estilos.

Little Current había llegado quinto en el Derby con el jinete Bobby Ussery. Rivera había montado en el Derby a Rube the Great, que llegó décimo. Cordero le había dicho al entrenador de Little Current, Lou Rondinello, que le tenía un jinete que le caía como “guante” a su potro. Ese jinete era Rivera, quien le da crédito a Cordero por haberle puesto en contacto con el entrenador y quien afirmó que su estilo de montar desde atrás le convenía al estilo rematador de Little Current.

Y Rivera y Little Current arrancaron en el Preakness y no se veían en la toma de televisión entrando en la última curva, rezagados al penúltimo lugar. Pero en la recta final, caballo y jinete entraron por la valla y encontraron un hueco que solo ellos vieron para pasar al frente y terminar ganando distantes y solos para la foto.

Rivera dice que, a sus 80 años, ni caminando ha pasado por un espacio tan estrecho como aquel en Pimlico.

“Era como el hueco de una aguja”, describió. “No podía darle la vuelta a los caballos, sacarlo para afuera, porque eran mucho caballos, y decidí mantenerme adentro pasara lo que pasara. Y vi el hueco y pasé. Pasé rozando, pero pase”, recordó Rivera.

Luego de ganar por ocho cuerpo en el Preakness, Rivera se dirigió con Little Current confiando en ganar el Belmont porque esa carrera es la más larga de la Triple Corona (1 1/2 milla) y le convenía aún más a su potro rematador. Y así fue, aunque esa vez ganaron con una movida distinta a la del Preakness, una más segura pero agotadora.

Little Current y Rivera volvieron a partir rezagados en el Belmont Park, fuera de vista de la toma de televisión. Pero en los 500 metros finales hicieron su movida, esta vez por la parte externa de la pista y luego de otra buena decisión del jinete boricua.

“En el Belmont me estaban velando por dentro porque sabían que era el favorito luego de ganar el Preakness de esa manera. Y no me dieron el espacio. Pero en el Belmont habían menos caballos que en el Preakness y me fui por fuera para evitar problemas. Gracias a Dios todo me salió bien”.